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Científicos en el área de Agronomía, Veterinaria y afines

Alex Bustillo Pardey

Publicado, 04-02-2006

Con disciplina y mucho rigor científico, el entomólogo caleño Alex Bustillo ha invertido 15 años de su vida a disminuir una de las plagas más dañinas del café colombiano. Sus estudios, que gozan de un alto reconocimiento en el país y en el extranjero, apuntan a un manejo integrado de la problemática, que a pesar de ser efectivo no alteren el ecosistema.

Alex Bustillo Pardey
Perfil elaborado en enero de 2006

Para el entomólogo Alex Enrique Bustillo Pardey la esencia de ser científico es que sus hallazgos se reflejen en la comunidad. Esa máxima lo ha impulsado intelectualmente desde la década del 70, cuando descubrió el potencial de los insectos, hongos y bacterias útiles para controlar de forma natural plagas de cultivos como el café.

Luego de que la broca arribara a Colombia en 1988 por el departamento de Nariño, y que causara un marcado impacto dado su crecimiento geométrico, hoy cerca del 65% de los cafeteros colombianos adoptan las recomendaciones de Alex Bustillo para combatirla. Estas son el producto de más de 15 años de investigaciones de laboratorio y de campo con su grupo de manejo integrado de plagas en el Centro Nacional de Investigaciones de Café (Cenicafé) de la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia.

El académico de 60 años tiene una extensa producción, que llega a los 250 artículos publicados en revistas nacionales e internacionales, además, cuenta con cuatro libros y ocho capítulos en otras publicaciones. Ha sido invitado a dar más de 200 conferencias sobre los problemas causados por la broca en los cultivos de café y ha presentado ponencias en un sinnúmero de eventos científicos internacionales.

Por sus esfuerzos para mantener sano uno de los renglones más importantes de exportación en el país, y por los avances entomológicos que han significado sus estudios, Alex Bustillo fue galardonado con el Premio Nacional de Ciencias Alejandro Ángel Escobar en cuatro ocasiones, con el premio vida y obra a un entomólogo de la Sociedad Colombiana de Entomología en el 2003 y con el premio vida y obra a un investigador de excelencia de la Asociación Colombiana para el Avance de la Ciencia (ACAC) en el 2004, entre otros reconocimientos.

Bustillo ha contribuido, a su vez, a la formación de nuevos investigadores y docentes de entomología, 70 de los cuales han desarrollado tesis de pregrado y postgrado bajo su égida. Con la escuela de manejo integrado de plagas que viene creando desde hace años en Cenicafé, el entomólogo espera ganarle la guerra a los insectos que afectan a los cafetos nacionales y aportar a la conservación del ecosistema, dejando atrás el uso de productos químicos, tradicionalmente implementados para contrarrestar a los organismos plaga.

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Seducción agronómica

Como es común en todos aquellos científicos que se inclinan por el estudio de los animales o las plantas, Alex Bustillo es un amante innato de la naturaleza. Desde muy niño tenía claro que quería descubrir sus misterios y analizar las relaciones entre los distintos seres que la conforman. Por esa razón, en su época de bachiller este caleño optó por iniciar la carrera de Ingeniería Agronómica, que le garantizaba un nexo duradero con el campo. Y qué mejor lugar para cursar sus estudios superiores que la que entonces era considerada como la mejor facultad de Agronomía de América Latina: la de la Universidad Nacional, sede Palmira.

El disciplinado Bustillo comenzó a apasionarse por los insectos predadores de cultivos desde que en el séptimo semestre se matriculó en la asignatura Sanidad Vegetal. A partir de entonces entendió que lo suyo sería la entomología económica, es decir, el estudio de los bichos que afectan sembrados de importancia para el país.

Su tesis de pregrado se perfiló por esa línea. En 1968 todavía era estudiante, pero ya trabajaba con el Instituto Colombiano Agropecuario ICA. En esa, la primera institución científica con la que tuvo contacto, desarrolló un trabajo sobre la mosca negra, el insecto plaga de los cítricos, y logró determinar cuáles eran sus controladores biológicos. En otras palabras, averiguó qué organismos consumían al insecto dentro de la cadena alimenticia, para introducirlos en los cultivos.

A partir de ahí el entomólogo aplicó modelos similares para brindar soluciones a las plagas del algodón y algunas plantas coníferas, hasta que llegó al café, al cual le ha dedicado la mayor parte de su tiempo dentro y fuera del laboratorio.

{* title=Control natural}
Control natural

Después de permanecer un buen periodo en Medellín estudiando las plagas forestales, Cenicafé contactó a Alex Bustillo para que se diera a la tarea de encontrarle soluciones baratas y ecológicas al problema de la broca. Se trata de un diminuto cucarrón que penetra los frutos maduros del cafeto por el ombligo y se alimenta de la almendra mientras que se reproduce prolíficamente en su interior, causando pérdidas increíbles a los cafeteros. El animal se desplaza a una velocidad considerable a través del viento y si no es controlado a tiempo, puede llegar a devorar un cultivo entero en pocas semanas.

La tarea de Bustillo fue entonces definir quiénes eran los enemigos naturales de la broca del café, para luego estudiar su biología, determinar su comportamiento y ubicación y proceder a reproducirlos en masa dentro del laboratorio. Después de muchas pesquisas, logró establecer que la broca era consumida por el hongo Beauveria bassiana y las pequeñas avispas Cephalonomia stephanoderis, Prorops nasuta y Phymastichus coffea, provenientes de África, al igual que el cucarrón de la broca.

Con toda certeza el aporte más significativo de este hallazgo de Cenicafé es que los propios caficultores han podido producir el hongo en sus fincas a costos muy reducidos, mientras que en los laboratorios especializados son criadas millones de avispitas cada mes. "Actualmente la mortalidad natural de la broca debida al hongo alcanza niveles del 49% en el país y se han liberado más de 1.600 millones de avispas parasitoides en los departamentos cafeteros", señala con orgullo el investigador.

Desde hace algunos años los resultados de las investigaciones del grupo del entomólogo Alex Bustillo se están extendiendo a 800 mil hectáreas de café infestadas con la broca. El impacto es significativo: hacia 1994 los niveles de café pergamino afectado por el dañino cucarrón eran del 14%, pero para 1999 ya estaban por debajo del 3%, porcentaje que se ha mantenido hasta la actualidad. "Si la cosecha anual se estima en 12 millones de sacos, el impacto en esta reducción de la broca significaría una ganancia de un millón de sacos libres de infestación, que en el mercado internacional son 62.5 millones de kilos de café, es decir, 75 millones de dólares".

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Legado científico

Pese a que su interés por los insectos plaga tiene origen en el pregrado, Alex Bustillo no se concebiría como el exitoso científico que es hoy de no haber pasado por las academias extranjeras en las que realizó sus postgrados y en las que tuvo la orientación de grandes maestros de la entomología.

En 1972 fue becado para adelantar estudios de maestría en el área de control biológico de cultivos forestales, al lado de Harry C. Coppel, una autoridad en la materia, vinculado a la Universidad de Wisconsin, Estados Unidos. Se graduó en 1974 y en 1979 regresó a Norteamérica para estudiar, otra vez becado, un doctorado en entomología en la Universidad de Florida-Gainesville. En esta última recibió entrenamiento en el análisis de sistemas y dinámica de poblaciones de insectos, herramientas útiles para la evaluación de programas de manejo integrado de plagas.

De sus maestros de postgrado recuerda el rigor del método científico, la importancia de la observación y el compromiso con su quehacer. Esas son las grandes lecciones que Bustillo también ha impartido a sus estudiantes desde que en 1970 se iniciara en la carrera docente como profesor de Entomología General en la Universidad Nacional, sede Medellín. De ahí pasó al ICA Bogotá y desde hace 15 años es el encargado de introducir al manejo integrado de plagas a los pasantes de Cenicafé y a los jóvenes que se perfilan como investigadores de este centro, ubicado en Chinchina, Caldas.

Otro aspecto que Bustillo le recalca a sus pupilos es la importancia de insertarse en las redes de conocimiento. Y el consejo no es gratuito, pues este académico tiene el honor de ser uno de los fundadores de la Sociedad Colombiana de Entomología. A su vez, es miembro del Comité Nacional de Control Biológico de Colciencias, es coordinador de la Red Internacional de la Broca del Café, fue asesor de la FAO para la evaluación de proyectos de control biológico y es miembro correspondiente de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales desde el 2004.

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Deber cumplido

En opinión del científico, su disciplina es avanzada en América Latina y especialmente en Colombia, sobre todo en lo que se refiere a la entomología aplicada, que se enfoca a resolver problemas del campo. Sin embargo, "estamos un poco quedados en la parte básica, de reconocimiento de las poblaciones de insectos del país".

Su conclusión es que todavía hay mucho por hacer en materia entomológica, a él específicamente lo obsesiona en la actualidad la genómica, una clave a través de la cual pretende descifrar las características genéticas del cucarrón de la broca y de las avispas enemigas de éste, con la finalidad de obtener plantas de café con resistencia a la plaga y que tengan mayor productividad aunque se establezcan en suelos pobres.

Por lo pronto, el académico pasa casi todo su tiempo entre el laboratorio de Chinchiná y los hermosos paisajes cafeteros del país, estudiando bichos, observando el impacto de estos en el café y tratando de ilustrar a los campesinos sobre las bondades del manejo integrado de la plaga. El poco tiempo que le queda libre lo dedica a sumergirse en la lectura de ciencia ficción, las investigaciones de la NASA y los textos sobre extraterrestres, pues le apasiona la idea de que existan otros mundos paralelos al nuestro.

Evidentemente la máxima que inspiró a este caleño de 60 años a seguir los caminos de la ciencia se ha cumplido, pues sus hallazgos están causando un impacto positivo en la comunidad. "Lo importante es tener un incentivo que nos lleve a seguir investigando todos los días, el mío es la satisfacción de contribuir al bienestar de los campesinos y aportar al progreso de mi país".



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