Matemático, físico, investigador en ciencias de la educación, filósofo, teólogo, exsacerdote y paisa, Carlos Eduardo Vasco fue además uno de los diez integrantes de la "Misión de Sabios" en 1994.
Perfil elaborado en abril de 2006Alto y elegante; tímido y pausado en su conversación; abierto a
escuchar con atención a su interlocutor, Carlos Eduardo Vasco conjuga
humanismo, religión y ciencia, y asume su filosofía de la vida con la
tranquilidad de haberse propuesto infinidad de preguntas, que le han
suscitado todavía más interrogantes y apenas unas pocas respuestas. Sus
hermanos lo definen como "un experto en todos los infinitos: el
infinito teológico, el infinito filosófico, el infinito físico y el
infinito matemático".
Ya estaba matriculado en la Facultad de
Minas de Medellín para iniciar su carrera de ingeniería en 1955 cuando
cambió de opinión y resolvió irse de jesuita. Era Navidad. La noticia
impactó a sus padres, pues tenían otras expectativas para su hijo, el
mayor de los varones -eran tres- y apenas un año menor que su hermana
Margarita María. Su decisión estaba tomada. Un mes después se despidió
de todos y partió para Santa Rosa de Viterbo, en Boyacá, en donde pasó
dos años como novicio y dos como estudiante de humanidades.
Permaneció
40 años en la Compañía de Jesús, y agradece las "infinitas"
oportunidades de formación que le ofreció la orden jesuita. Gracias a
ella estudió su licenciatura en filosofía y letras en la Pontificia
Universidad Javeriana, en Bogotá, una maestría en física teórica y un
doctorado en matemáticas, en San Luis, Estados Unidos, y otra
licenciatura en teología en Frankfurt, Alemania. Gracias también a ella
aprendió diez idiomas, visitó muchos centros académicos e
intelectuales, monumentos y museos, y tuvo contacto con pensadores,
profesores y estudiantes de la Escuela Superior de Filosofía y Teología
Sankt Georgen y de la Universidad de Frankfurt, de 1968 a 1971, entre
ellos Jürgen Habermas, quien era en ese entonces un joven profesor al
lado de Teodoro Adorno, uno de los fundadores de la Escuela de
Frankfurt.
{* title=El tesoro de la juventud}
El tesoro de su juventudVasco
confiesa que de niño fue lo que hoy llaman "nerdo": aprendió a leer
solo, a los 4 años. En unas vacaciones, a los 7, se leyó todos los
tomos de la enciclopedia
El Tesoro de la Juventud. Era bueno
para las matemáticas, para las ciencias naturales y las sociales, para
los deportes, para la religión, ¡para todo! Pero tenía muy pocos
amigos. "Yo era un niño muy reservado y raro. Me iba muy bien en el
colegio, no tenía que estudiar en la casa porque me acordaba de todo.
Entonces leía la revista
Mecánica Popular; me gustaba mucho," recuerda.
También
acompañaba a su padre, Eduardo Vasco Gutiérrez, al Instituto
Psicopedagógico en La Estrella, Antioquia, un centro para niños con
dificultades de aprendizaje y con retardo mental que había fundado este
siquiatra infantil, el primero que hubo en Medellín. Muy interesado en
los temas de la educación, principalmente en la educación especial,
creó además las "escuelas especiales" de Antioquia y fue también
Secretario de Educación.
"Fue director de ese Instituto un
maravilloso maestro, don Gabriel Porras, quien me enseñó carpintería,
electricidad y toda clase de deportes. Me hablaba de muchas cosas de
ciencia y tecnología. A mi papá le gustaba que yo lo acompañara para
que aprendiera a ver que había otros niños a los que sí les costaba
mucho aprender". Será por eso que hoy en día el maestro Vasco dirige
varias tesis doctorales, entre ellas una sobre autismo, otra sobre
niños con dificultades auditivas y otra sobre trastorno de
hiperactividad e inatención.
Aunque muy en el fondo, desde
quinto de bachillerato empezó a pensar en el sacerdocio como una opción
de vida. Ingresó a unos grupos juveniles organizados por el padre Jorge
Ortiz, "un jesuita muy brillante y muy entusiasta", según lo describe
Vasco. "Nos ponía a trabajar en los aspectos de doctrina social de la
iglesia, en la relación entre ciencia, política, religión, filosofía".
Era una actividad extracurricular que aprovechó a cabalidad.
{* title=Toda una vida estudiando}
Toda una vida estudiandoVasco
ha pasado toda su vida estudiando. La maestría en física le enseñó
muchas matemáticas, y le corroboró además que nunca se dedicaría a la
física de laboratorio. Continuó con el doctorado en matemáticas,
metiéndose en terrenos quizá demasiado sofisticados. "En 1965 hice una
de las primeras tesis en algebra abstracta ayudada por un computador
inmenso". Se lo prestaban solamente en la noche, así que le tocaba de 8
de la noche a 8 de la mañana aprovechar su tiempo al máximo y poner a
correr sus programas. Así pasó varios meses. "Hoy en día cualquier
computador haría eso en un día", dice con un poco de nostalgia.

Entusiasmado
con toda la experiencia adquirida y deseoso de ofrecer sus
conocimientos a los jóvenes universitarios colombianos, al volver al
país propuso la realización de un seminario sobre el tema de su tesis,
con tan mala suerte que no se inscribió ni un alma. Primer golpe de su
regreso a Colombia. "El algebra abstracta no asociativa no se conocía
acá y no había un solo libro en la biblioteca sobre el tema". Hizo
entonces la siguiente prueba: sensibilizaría a los primíparos. Empezó a
dictar fundamentos de matemáticas a estudiantes de la Javeriana y de la
Nacional. Su problema no se resolvió, pues tampoco encontró vocaciones.
"Veía que lo que los estudiantes entendían por matemáticas era álgebra
y cálculo; eran muy buenos en eso, pero a mi me parece que eso no es
propiamente matemáticas, sino un juego simbólico que puede hacer
cualquier computador". Su estrategia fallaba: "Es necesario empezar
desde el bachillerato". El profesor Carlo Federici, su maestro, lo
secundó y empezaron a trabajar en el Instituto de Ciencias haciendo las
primeras experimentaciones curriculares con las nuevas ideas que
incluían las matemáticas abstractas.
Una de las grandes
satisfacciones de su vida profesional surge de este momento. "Yo creo
que el haber impulsado con el doctor Federici la didáctica de las
matemáticas y la educación matemática en el país dio como fruto toda la
comunidad que hay ahora en esa disciplina".
Pero también se
convirtió en su gran frustración. Como asesor del Ministerio de
Educación Nacional de 1978 a 1993, cargo que heredó de Federici,
elaboró los programas de matemáticas de la renovación curricular de
primero a noveno grado. "En 1994, cuando iba a terminar la
experimentación en noveno grado, vino la Ley General de Educación en
donde FECODE logró que el Ministerio perdiera la potestad curricular.
Cada colegio haría su currículo según su Proyecto Educativo
Institucional, PEI, y eso creó un caos que barrió completamente con la
renovación curricular, de manera que eso fue todo un esfuerzo perdido".
{* title=La interdisciplinariedad}
La interdisciplinariedadComo
sacerdote, filósofo, físico y matemático, hizo trabajo social con los
pobladores de los barrios orientales, detrás de la Universidad
Javeriana, en la época en que se trazaba la Avenida de los Cerros. Se
fue a vivir con ellos durante diez años para defenderlos y lograr que
la modernización de la ciudad no resultara en su desalojo.
Colaboró
con los investigadores del Centro de Investigación y Educación Popular,
CINEP, y participó activamente en los seminarios que organizaban en
ciencias sociales, economía, derecho, política, filosofía. Por ese
entonces el Padre Alfonso Borrero abría en la Javeriana la facultad de
estudios interdisciplinarios, donde también Vasco participó
activamente. "Fue una coyuntura excepcional porque había mucho espacio
para las lecturas y los debates", dice. "Me ha gustado siempre tener el
mapa de las distintas disciplinas y aprender suficiente de cada una de
ellas para poder dialogar con gente que sabe y también porque la
investigación en educación necesita la mirada de todas estas
disciplinas," remata. Hasta llegó a ser director del Consultorio
Jurídico del CINEP. ¿Un matemático? ¿Un filósofo? Vasco ya empezaba a
tener el mundo en la cabeza.
El hecho de saber tanto de
matemáticas, de física, de las leyes de la naturaleza, de filosofía de
la ciencia, y al mismo tiempo representar a la religión católica, se le
convirtió en un desafío. "Precisamente cuando uno empieza a estudiar
filosofía y lee los autores críticos como Kant, Hegel, Marx, Freud, uno
cuestiona mucho su religión", recuerda. Sus estudios de teología en
Alemania a finales de los sesenta y comienzos de los setenta, pero
además su diario compartir con teólogos protestantes, católicos,
judíos, con filósofos muy críticos de la religión, le facilitaron
formar su propia fe y su relación con Dios. Si a eso se le suma su
trabajo con la gente de todos los barrios de la zona oriental, "eso me
reafirmó que no había ninguna incompatibilidad en la presencia mía como
intelectual, como activista social y como religioso. Al contrario, me
ayuda mucho tener cualquiera de esos tres sombreros que hay que estar
cambiando continuamente".
La interdisciplinariedad también la
vivió durante un año como integrante y coordinador de la Misión de
Ciencia, Educación y Desarrollo, convocada por el presidente de la
República César Gaviria Trujillo en 1993, por la variedad de los
personajes que la integraban: el neurofisiólogo Rodolfo Llinás, el
escritor Gabriel García Márquez, la micóloga Ángela Restrepo, el
historiador Marco Palacios, el físico Eduardo Posada, el ingeniero
Eduardo Aldana, el sociólogo Luis Fernando Chaparro, el líder
empresarial y social Rodrigo Gutiérrez y el inmunólogo Manuel Elkin
Patarroyo.
"El trabajo que yo hice para la Misión se llamó
Teoría general de procesos y sistemas,
una idea de cómo manejar la interdisciplinariedad de una manera seria
que no sea simplemente hablar de todo, un poco en forma diletante, sino
tener una visión global de los procesos sociales, sicológicos,
biológicos, físicos, educativos, políticos, etc".
{* title=El año crucial}
El año crucial1995 se convierte en un año clave para Vasco. Termina el trabajo en la Misión, del cual surgen siete volúmenes, entre ellos
Colombia al filo de la oportunidad,
se jubila de la Universidad Nacional, se retira de la Compañía de
Jesús, y viaja a la Universidad de Harvard donde trabaja con los
profesores David Perkins y Howard Gardner, para generar teoría,
investigación, publicaciones y proyectos de posibles tesis doctorales
sobre el tema del desarrollo cognitivo. En estos años ha aprendido que
es necesario ligar ese desarrollo con el emotivo y el sicomotor, teoría
que trabaja ahora con un grupo de investigación del doctorado en
Ciencias Sociales, Niñez y Juventud de la Universidad de Manizales y el
CINDE.
Cuando no está en Boston ni en Manizales, está en Cali,
participando en el doctorado de Educación Matemática que ha liderado la
Universidad del Valle, donde enseña epistemología, educación matemática
y didáctica de las matemáticas. Este trabajo en los doctorados lo
satisface enormemente por muchas razones, pero especialmente porque los
grupos de investigación que ha formado trabajan sobre problemas
educativos de las regiones y poblaciones colombianas.
Para
Vasco, la oportunidad de viajar, de conversar con personas de
diferentes tendencias y opiniones, de aprender idiomas lo vuelve a uno
ciudadano del mundo. Le permite no solamente comunicarse sino pensar,
abrir la mente para nuevas ideas, entender otras culturas. Ese es su
consejo para los jóvenes: "mantener siempre esa apertura de estar
aprendiendo siempre, leyendo y asistiendo a reuniones, conferencias y
congresos, y estar preocupado para resolver cualquier problema. No
puede uno descartar nada. Hay que aprender de todo".