Publicado, 27-09-2005
La educación superior en Colombia ha sido el objeto de estudio del
sociólogo Víctor Manuel Gómez Campos, docente de la Universidad
Nacional de Colombia. La articulación del mundo laboral con la
formación técnica y tecnológica es su mayor preocupación académica y el
tema central de sus publicaciones.
Perfil elaborado en agosto de 2005
Con la misma
pasión y concentración con la que escucha los discos de Philip Glass y
de Pink Floyd, Víctor Manuel Gómez Campos ha estudiado las dinámicas,
procesos y cambios de la educación superior en Colombia. Nació en 1944
en Cali e ingresó a mediados de los años sesenta a la Universidad del
Valle sin saber con certeza qué estudiar. En ese entonces se vinculó a
un proyecto de investigación en epidemiología social que se hacía en
convenio con Tulane University de Nueva Orleáns.
"Esa
investigación abordó los problemas sociales, de salud y vivienda de
algunos barrios marginales de Cali y me permitió ver esa realidad de
cerca; luego, en medio de una de tantas crisis que hubo en la
universidad, me fui a Tulane para cursar mi pregrado en sociología".
Luego de obtener su título, se concentró en la sociología de las
organizaciones y regresó a Colombia. Posteriormente se vinculó a un
proyecto de educación no formal que patrocinaba la Fundación Ford en el
país.
"Incursioné en el conocimiento de las formas de educación
popular, no formal, extraescolar y la capacitación para el trabajo; en
diferentes partes del país vi cómo estas modalidades son las únicas con
las muchos sectores sociales pueden apropiarse de las técnicas y
adelantar procesos productivos".
El interés por estudiar las
implicaciones sociales, económicas, laborales y políticas de la
educación superior estaba más que afianzado para Víctor Manuel Gómez.
Gracias a una beca de esa fundación, viajó a la Universidad de
Massachussets en Amherst para realizar su doctorado en sociología de la
educación. La elección de esta universidad fue clave para construir una
visión de investigación interdisciplinaria, lo que se plasmaría en las
inquietudes constantes de su trayectoria profesional.
{* title=Preguntas esenciales}
Preguntas esenciales
Cuando
se graduó, el Ministerio de Educación de México lo invitó a trabajar
como asesor para la formulación de políticas educativas que
incentivaran la capacitación tecnológica. En ese entonces, se estaban
creando en ese país sistemas regionales de formación tecnológica,
paralelos a la educación superior tradicional profesional. Gracias a
este trabajo sus cuestionamientos se hilaron con mayor precisión, se
hicieron más complejos, se multiplicaron y se concentraron en las
relaciones entre las esferas cambiantes del trabajo, la ciencia, la
sociedad, la técnica y la educación.
"Toda experiencia educativa
parte de supuestos implícitos o explícitos sobre cuál va a ser el
desempeño futuro de un joven. A final de cuentas, a todos les preocupa
para qué sirve lo que estudia, cuáles son las oportunidades laborales,
qué oportunidades de promoción va a tener en la vida, en la academia,
en la empresa, en el sector productivo y socialmente", explica Gómez.
Todo
esto tiene, en su opinión, repercusiones en la manera como se imparte
la educación técnica, tecnológica y superior, ya que cada una se
propone fines diferentes. Pero para comprender esto, hay que partir del
hecho de que los sistemas educativos se definen de acuerdo con sus
contextos y objetivos.
Por ejemplo, en el contexto alemán, hay
tres tipos de instituciones de educación superior: la universidad
clásica que no está pensada para formar profesionales sino
investigadores y se compone sólo de la facultad de ciencias naturales y
la de ciencias sociales. En segundo lugar están los institutos
superiores de educación, donde se forman profesionales en todos los
campos: médicos, arquitectos, ingenieros, abogados, dentistas, etc. Por
último, existen las escuelas técnicas donde se imparte formación con
mayor grado de especialización para actuar en campos específicos.
Al
examinar el contexto latinoamericano, Gómez señala que "tenemos
multiuniversidades". Esto quiere decir que no existe una distinción
clara entre la formación de personas dedicadas a profesiones aplicadas,
a la investigación o a atender problemas concretos, lo que hace que
existan instancias educativas que incursionen en áreas en las que
teóricamente no son pertinentes.
Para
contrastar, menciona el caso de Brasil, "donde hay una política
derivada de su ubicación geopolítica y de su proyecto nacional que
desde los años 60 promueve el fortalecimiento militar, industrial,
científico y tecnológico. Tienen claro que, además de las universidades
de investigación, deben tener universidades tecnológicas con el mismo
estatus académico de las tradicionales".
La
diferencia entre un tipo de institución y otro radica en que las
primeras se concentran en producir conocimientos científicos generales
y las segundas tienen la mirada puesta en la aplicación, fundamentada
en la ciencia. "Gracias a eso Brasil cuenta con capacidad misilística,
satélites, telecomunicaciones, submarinos nucleares, entre otros
avances posibles gracias a que le dieron la misma importancia a la
formación técnica-tecnológica y a la profesional", concluye.
{* title=Cuestión de competencias}
Cuestión de competencias
Luego
de 5 años en México, Víctor Manuel Gómez regresó a Colombia. Había
completado 10 años fuera del país y cuando llegó poco a poco se dio a
conocer en el ámbito de la educación superior en el país. Fue asesor de
Colciencias durante dos años, y también estuvo vinculado a proyectos de
la UNESCO, la Organización Internacional del Trabajo, Cinterfor, la
Netherlands Organisation for International Cooperation in Higher
Education (Nuffic), y el ICFES, entre otras.
"Un día vi un aviso
de la Universidad Nacional en El Tiempo en el cual buscaban a alguien
con un perfil como el mío. Me presenté al concurso y al jurado le gustó
mi propuesta de investigación sobre la educación técnica y
tecnológica". Así comenzó su vinculación con esa institución educativa
en el Departamento de Sociología y posteriormente con el Instituto de
Estudios en Educación, del cual es cofundador y que actualmente dirige.
Se
ocupó de problemas como el estatus social y la aceptación ocupacional
en Colombia de la educación profesional frente a la técnica,
incursionando en un área de estudio que era incipiente, pese a que esta
última modalidad de educación existe en el país desde 1970. "Está muy
arraigado en el imaginario social catalogarla peyorativamente como una
educación para pobres, de corta duración y que no ofrece reconocimiento
social".
En Colombia, explica, nunca existió
una diferenciación conceptual entre la educación tecnológica y la
formación de las ingenierías, por ejemplo, en parte porque durante el
siglo XIX y principios del XX se consideraba como una carrera de
formación de las elites, junto con la medicina y el derecho. Por tal
motivo, "la ingeniería nunca fue vista como una carrera tecnológica
aplicada sino como una carrera de intelectuales".
Este fenómeno,
replicado en otras áreas, tuvo múltiples implicaciones para el sistema
educativo colombiano, pues convirtió la formación profesional en una
actividad pasiva y la desligó del desarrollo industrial, la producción
y la innovación.
"La educación tecnológica, en principio, se
orientó a formar al trabajador intermedio entre el técnico empírico y
el ingeniero; esto es fundamental porque al empresario y al industrial
le interesa tener recurso humano calificado y competente para hacer
ciertas cosas que no tienen nada que ver con un profesional que lleva 5
años en una universidad".
Considera que en los últimos años se
ha reconocido la importancia social de las modalidades técnicas y
tecnológicas pues se han destinado más recursos públicos a su fomento y
para la diversificación regional de la oferta de educación superior.
"Gracias a la educación técnica-tecnológica, muchos jóvenes tienen la
oportunidad de ingresar de manera calificada al mundo del trabajo".
{* title=Flexibilidad y articulación}
Flexibilidad y articulación
Libros
como Diversificación institucional y currículos en la educación
superior: condición de la transformación productiva con equidad (1994),
Cuatro temas críticos de la educación superior en Colombia (2000) y
Gobierno y gobernabilidad en las universidades públicas (2004),
concentran muchas de las ideas de este sociólogo. Entre otros, ha sido
el responsable de estudios como Formación por ciclos en el nivel
superior, publicado por el ICFES en 2003.
Su labor también ha
incluido la asesoría permanente a procesos de reforma curricular de la
educación tecnológica en algunas instituciones de Colombia. Algunos se
han adelantado satisfactoriamente en el Instituto Tecnológico
Metropolitano de Medellín (ITM), la Facultad Tecnológica de la
Universidad Distrital en Bogotá y la Universidad Tecnológica de Pereira
(UTP).
{* title=Renovación conceptual}
Renovación conceptual
El estudio de la
problemática de la educación en Colombia le ha permitido ver con
claridad la urgencia de articular los niveles de formación media y
superior mediante políticas que aseguren la calidad de la educación
impartida, y sobre todo con la flexibilidad necesaria para adaptarlos a
las demandas del medio social.
Tan amplia comprensión y
conocimiento del sistema educativo no podía estar lejos de las aulas.
Como docente procura "bajar de la nube teórica" a los estudiantes de
últimos semestres de la carrera de sociología para confrontar sus
conocimientos con la realidad. En esencia, enseñar es para él un
mecanismo de vivificación, de renovación conceptual y exigencia teórica.
"Trato
de fomentar la adaptabilidad y la creatividad porque de un sociólogo no
sólo se debe esperar una formación intelectual excelente, sino la
posibilidad de insertarse en el mercado laboral gracias a sus
capacidades de análisis e investigación". También es motivo de orgullo
haber creado una escuela de investigadores cuyo objeto de estudio es la
educación y que, como él, aporta su toda su vitalidad para hacerla más
equitativa para el desarrollo del país.