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Científicos en el área de Ciencias de la Salud

Elizabeth Castañeda del Gordo

Publicado, 14-12-2003

Elizabeth Castañeda del Gordo se ha adentrado en los enigmas de un diminuto mundo que pasa desapercibido para la mayor parte de los humanos hasta que ven afectada su salud. La microbiología y la bacteriología son las herramientas de las que se sirve para estudiar a los hongos y las bacterias que enferman a los colombianos.

Elizabeth Castañeda del Gordo
Perfil elaborado en noviembre de 2003

Que el Instituto Nacional de Salud fuera capaz de responderle al país ante crisis como el brote de cólera que se presentó en 1991 o el colapso por las solicitudes masivas que llegaron para la revisión científica de paquetes extraños debido a las amenazas de bioterrorismo que siguieron al 11 de septiembre de 2001, es un logro que llena de orgullo a Elizabeth Castañeda del Gordo, coordinadora de investigación del Laboratorio de Microbiología de esa entidad.

Desde que tenía 17 años, la científica de Ciénaga Magdalena ha dedicado día y noche al análisis de los microorganismos causantes de enfermedades en los humanos y gracias a los estudios que ha realizado con su consolidado equipo de trabajo Colombia es uno de los líderes en América Latina en la identificación de este tipo de agentes.

Su interés por las ciencias de la salud surgió como alumna del colegio Santa Clara de Bogotá. Desde entonces la bacteriología le causaba cierta curiosidad, que la conduciría a su vez a la microbiología. En 1966 alternaría el estudio de las dos disciplinas en la Universidad de Los Andes, para recibir la formación necesaria que le permitiera interpretar el minúsculo mundo de los "hongos malos", como denomina a los organismos responsables de serias afecciones respiratorias como la histoplasmosis.

Una vez concluidos sus estudios, ingresó en 1974 al Instituto Nacional de Salud en calidad de integrante del Grupo de Bioquímica, para ascender poco a poco como profesional especializado del Laboratorio de Micología Médica y coordinadora de investigación del Grupo de Microbiología.

Este camino laboral fue alternado con la Maestría en Ciencias en el Instituto Politécnico Nacional de México, el doctorado en Microbiología en la Universidad de California -que adelantó gracias a una beca de la Comisión Fulbright- y las lecciones que le dejaron maestros como la doctora Ángela Restrepo, de la Corporación de Investigaciones Biológicas (CIB) de Medellín.

{* title=Cruzada por la salud}
Cruzada por la salud
En el aire, asociados a los árboles o a desechos como los excrementos de las palomas, se encuentran pequeños seres que al ser inhalados desprevenidamente por los humanos pueden causar complejas enfermedades que comienzan como una simple gripa, pero que luego comprometen a otros órganos, causando complicaciones cuya severidad depende del estado inmunológico del paciente.

Una de las afecciones de este tipo que ha trasnochado a Elizabeth Castañeda desde sus días de maestría es la criptococosis. El primer diagnóstico que se hizo en el país se presentó en 1956, en una autopsia realizada a una mujer en estado de embarazo que murió por meningitis. Para 1975 ya se habían publicado datos de 54 casos más, algunos de los cuales fueron diagnosticados en el Laboratorio de Micología Médica del Instituto Nacional de Salud, al cual pertenecía la investigadora.

Desde entonces, el Cryptococcus neofomans, hongo asociado a la enfermedad, se convirtió en una obsesión para Castañeda y su equipo, que han colaborado con laboratorios de diversos hospitales del país en busca de pacientes para estudiar y de datos ecológicos que permitan establecer en qué ambiente crece el microorganismo.

Para 1986 ya habían descubierto la estrecha relación de la criptococosis con personas inmunosuprimidas como las infectadas con el VIH, el alto porcentaje de hombres que la poseían frente a uno reducido de mujeres, y factores de riesgo como el uso de esteroides, la presencia de una enfermedad autoinmune, de tumores, diabetes, cirrosis o el transplante de órganos.

En sus estudios, el Grupo de Microbiología ha descrito la existencia de dos variedades del hongo, la grubii serotipo A y la gattii de serotipos B y C, tanto en los pacientes como relacionadas con vegetación (almendros, acacias y oitíes). Actualmente aplica técnicas de biología molecular para tener un conocimiento más preciso de la relación parásito-hospedero y trabaja con técnicas de amplificación del ADN en muestras del medio ambiente, para detectar con mayor sensibilidad la presencia del hongo en su hábitat.

{* title=El coco de los pulmones}
El coco de los pulmones
A pesar de que los hongos despiertan verdadera fascinación en Elizabeth Castañeda, por estar vinculada al laboratorio más importante del país, que le da directrices a los regionales en el análisis de muestras y el aislamiento de los microorganismos, la científica también ha tenido un contacto cercano con las bacterias.

Quizás una de las más complejas que haya conocido sea la Streptococcus pneumoniae, causante de neumonías y meningitis en niños menores de cinco años. Debido al impacto tan grande que puede tener en una población que apenas comienza a vivir, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) le ha prestado especial atención con un programa regional, en el que el equipo que dirige Castañeda juega un papel clave.
Hace 10 años era muy poco lo que se sabía en el país acerca de la bacteria, que está protegida por una cápsula. Dependiendo de los compuestos que tenga en su interior (aproximadamente 90) es nociva para los humanos. Por esa razón era urgente determinar los tipos que circulaban en Colombia con el fin de diseñar una vacuna.

Al ser nombrada en 1994 coordinadora nacional del Sistema Regional de Vacunas de la OPS para la vigilancia de la susceptibilidad microbiana y de los serotipos de Streptococcus pneumoniae, la doctora Castañeda se dedicó a llenar los vacíos existentes en este campo con su equipo de colaboradores.
El trabajo con el aislamiento de los serotipos nacionales fue tan bueno, que los científicos se convirtieron en referente para América Latina. "Ya sabemos cuales son los tipos capsulares de Colombia, el grado de resistencia de la bacteria -que es muy alto-, hemos estudiado la parte molecular de la misma y descrito dos clones".

Por esa gestión el Laboratorio de Microbiología del Instituto Nacional de Salud se convirtió en un centro subregional de control de calidad para el programa de la OPS, cuya misión es asesorar a Centroamérica, Ecuador, Bolivia y las islas del Caribe de habla inglesa.

Una experiencia exitosa que llena de satisfacción a la doctora Castañeda y que ella pone en plural, pues no concibe ninguno de estos logros sin sus numerosos pares de laboratorio: los otros bacteriólogos y microbiólogos, los estudiantes de pregrado y de maestría, y un grupo de jóvenes investigadores apoyados por Colciencias.

{* title=Saber reconocido}
Saber reconocido
Como todos los científicos nacionales, ha pasado por las dificultades de investigar con recursos económicos muy escasos. "Uno hace milagros, hay que conseguir financiación por fuera y competir con otros investigadores por el poco presupuesto destinado para ciencia en el país".

Sin embargo, eso no ha impedido que su producción se vea reflejada en descubrimientos, análisis, la participación en encuentros internacionales o en publicaciones científicas que ya se acercan a las 120.
Por su desempeño profesional y sus aportes al conocimiento de las enfermedades causadas por hongos y bacterias ha recibido distinciones como la consejería del Programa de Salud de Colciencias en el año 2000 y el Premio Nacional al Mérito Científico de la Asociación Colombiana para el Avance de la Ciencia (ACAC), que le fue otorgado en 1998.

Ahora, con un trabajo un poco más administrativo, la mujer serena, de voz pausada y mente clara, que desde muy niña dejó el Magdalena, "lo que me privó de un hábitat maravilloso y de la gracia de ser costeño", le roba un poco de tiempo al ocio para enclaustrarse en el laboratorio cada cuanto y maravillarse, como lo ha hecho durante años, ante el enigmático mundo que le ofrece el microscopio.


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