El médico Hernando Groot fue uno de los primeros colombianos que
realizó investigaciones sobre parásitos y virus tropicales en el país.
Su vocación filantrópica y humanitaria es ejemplo para las nuevas
generaciones.
Perfil elaborado en noviembre de 2003
Hernando Groot
es un hombre lleno de energía y pasión por el conocimiento. A sus 87
años siente que ha vivido el doble de tiempo pensando de día y de noche
en la ciencia y en cómo mejorar las condiciones de vida de los seres
humanos. "En eso se me fue la vida, siempre con la decisión de hacer
las cosas bien, de superar los obstáculos y de salir adelante".
En
1939 obtuvo su título como médico en la Universidad Nacional de
Colombia, donde ingresó con el propósito de conocer a fondo las
enfermedades humanas y los métodos científicos para tratarlas. Se
interesó especialmente por el estudio de virus y parásitos, terreno en
el cual los avances en el país apenas eran incipientes. Lo trasnochaba
descubrir los orígenes de las patologías que afectan especialmente a
los niños en las zonas tropicales, así como encontrar los medios para
prevenirlas y para elevar la calidad vida en esas poblaciones. Fiel al
legado de Hipócrates, siempre ha promovido una visión integral del ser
humano.
Desde entonces desarrolló investigaciones pioneras
sobre enfermedades tales como la fiebre amarilla, la bartonellosis, el
tifo, la encefalitis equina venezolana y el tabardillo, entre otras.
Por todo ello, el doctor Groot alcanzó el reconocimiento nacional e
internacional que hoy lo hace sentir orgulloso y lo motiva diariamente
a seguir trabajando por el progreso de la Medicina y la educación
científica en nuestro país.
{* title=Dedicación y osadía}
Dedicación y osadía
El
amor por su profesión creció durante su estadía en Boston, donde
completó con honores una maestría en salud pública en la Universidad de
Harvard. Posteriormente, a mediados de los años 40, entró en
contacto con la Fundación Rockefeller, institución que destinaba
importantes sumas de dinero para la promoción de la salud en América
Latina y otros países.
A través de ella conoció al doctor Max
Theiller, creador de la vacuna contra la fiebre amarilla y quien fue
uno de sus más notables maestros. "Él me enseñó a hacer la vacuna y fui
de las primeras personas que la produjo con éxito para Colombia y otros
países de Latinoamérica y África, pero esa historia es triste porque
ahora no se hace y toca comprarla a precios altísimos".
De
la misma manera, recuerda a muchos de sus colegas colombianos y se
siente inmensamente agradecido con la vida por haberlos tenido como
maestros y compañeros de trabajo. Los nombres de doctores como Carlos
Sanmartín, César Uribe Piedrahita, Roberto Franco, Santiago Rengifo
Salcedo y Gabriel Velásquez, entre otros, saltan a su memoria cuando
evoca esos primeros años de labor profesional. "Se da uno cuenta de la
enorme cantidad de compatriotas ilustres que han trabajado y que
lastimosamente poca gente recuerda, cuando destacar la cultura
científica de este país es algo importantísimo".
Muchos de ellos
investigaron con él sobre temas tales como los efectos del parásito
Tripanosoma T. rangeli, del cual descubrió su completa evolución, a la
vez que comprobó su falta de patogenicidad en el hombre, lo que
significa que ese parásito no le hace daño a las personas. Para saberlo
el doctor Groot decidió realizar el osado procedimiento de introducir
en su propio cuerpo este agente, es decir, inocularse él mismo. "En esa
época era muy difícil encontrar voluntarios, sobre todo por las
implicaciones éticas que eso conlleva, así que decidimos experimentar
en nosotros mismos, claro que eso no se hace ciegamente sino después de
muchas pruebas en animales", explica.
También participó en la
investigación de la primera epidemia de encefalitis equina venezolana
que se conoció en el país y realizó el primer estudio sistemático sobre
el dengue como causante de fiebres endémicas y otras enfermedades
causadas por virus (virosis). Así mismo, describió por primera vez en
Colombia algunos tipos de salmonelas y de schigellas, microbios que
causan diarreas y pueden ser mortales, sobre todo en niños. Entre sus
principales contribuciones se cuenta el hallazgo del virus Guaroa,
causante de varias infecciones en el hombre.
Sus aportes han
quedado consignados en más de 90 publicaciones con las que cuenta a la
fecha y que son el legado de su invaluable trabajo. El empeño y la
dedicación le han valido varias distinciones, siendo dos de las más
recientes el "Premio nacional al mérito científico en la modalidad vida
y obra" de la Asociación Colombiana para el Avance de la Ciencia en el
año 2001, y el "Premio a la obra integral de un científico", que le
otorgara la Academia Colombiana de Ciencias Físicas, Exactas y
Naturales en el 2000. También recibió en 1997 la medalla "Donald
Mackay" de la American Society of Tropical Medicine.
{* title=Hombre del Renacimiento}
Hombre del Renacimiento
Por
su compromiso con el quehacer médico y su infatigable espíritu
científico, el doctor Groot desempeñó importantes cargos en
instituciones nacionales como el Hospital Militar, el Instituto "Carlos
Finlay", el Instituto Nacional de Salud y el Tribunal Nacional de Ética
Médica. Además ha sido miembro de entidades internacionales como el
Comité de Investigaciones de la Comunidad Económica Europea, la
Organización Panamericana de la Salud y el Comité de Expertos en Virus
de la Organización Mundial de la Salud. Desde 1994 es secretario
perpetuo de la Academia Nacional de Medicina, de la que es miembro hace
54 años.
Su amplia trayectoria lo condujo a las aulas para
compartir sus investigaciones con las generaciones más jóvenes de
médicos. Sin duda alguna, la educación es también una de las
actividades que ha desempeñado con más pasión. La primera universidad
donde dictó clases fue la Pontificia Universidad Javeriana, entre 1944
y 1956, hasta que en ese año la Universidad de los Andes lo llamó para
ser uno de los fundadores del Facultad de Artes y Ciencias. Desde 1973
hace parte del Consejo Directivo de ese prestigioso centro educativo.
"A
los estudiantes no hay que llenarlos de conocimientos sino enseñarles a
descubrir que con disciplina ellos mismos pueden aprender y crear. El
paso por la academia debe ser para que sepan cómo resolver problemas
éticamente, de acuerdo con la moral y con la utilidad de sus
actividades para el beneficio de la humanidad y de paso para el propio,
no con el fin de enriquecerse sino buscando el bien común".
Para
él, un buen profesional es aquel capaz de desempeñarse con excelencia
en su campo y también de contar con un claro concepto de su papel
dentro de la sociedad. En su opinión, las universidades deben formar
personas que, como los hombres del Renacimiento, adquieran una visión
ecuménica del mundo, "no para ser un diletante, pero sí para entender
que son importantes las artes, la comunicación, las ciencias y en
general todos los asuntos del saber".
{* title=Siempre optimista}
Siempre optimista
Una
de sus frustraciones es que el desarrollo médico y científico en
Colombia no ha mejorado significativamente hasta hoy. Sabe que existe
un enorme potencial en las nuevas generaciones de investigadores y que
ha habido algunos avances individuales, pero desearía que éstos fueran
menos esporádicos y se multiplicaran.
"En ocasiones me da
tristeza ver que la investigación en Colombia no progresa al ritmo que
debería y que en esa medida seguiremos siendo esclavos de países que
han invertido más en educación. Existen instituciones y promotores muy
notables, pero todavía necesitamos aumentar nuestra capacidad para
resolver problemas e innovar".
Frente a ese difícil panorama, el
doctor Groot es realista pero no se deja llevar totalmente por el
pesimismo. Su experiencia lo ha hecho creer con firmeza en la capacidad
imaginativa del ser humano para superar las adversidades y para
asociarse con otros para progresar. En sus palabras y en su
conversación se siente su inagotable fe en el hombre y en la vida.
"Todavía camino y eso me hace ser optimista", dice sin abandonar el
fino humor que lo caracteriza.