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Científicos en el área de Ciencias de la Salud

Marcos Restrepo Isaza

Publicado, 01-02-2006

El médico Marcos Restrepo Isaza, docente del Instituto de Ciencias de la Salud (CES), es uno de los precursores en Colombia de la investigación en inmunoparasitología, histocompatibilidad y en la utilización de técnicas como el radioinmunoensayo. Sus aportes e incansable labor promoviendo la ciencia en el país fue exaltada en el 2005 con el Premio Nacional al Mérito Científico.

Marcos Restrepo Isaza
Perfil elaborado en febrero de 2006

Para Marcos Restrepo Isaza la medicina y la academia han sido las pasiones más profundas de su vida. De ahí que hable con tanto cariño de su profesión, de las universidades e instituciones donde ha aportado sus conocimientos y de su labor como docente. En su mirada, profunda y cálida, se percibe la satisfacción de haber invertido su vida en la formación de investigadores, docentes y especialistas en áreas como la inmunología, la parasitología y la infectología.

Por su dedicación y empeño, recibió a finales del 2005 el Premio Nacional al Mérito Científico en la categoría vida y obra, que otorga la Asociación Colombiana para el Avance de la Ciencia, el cual se suma a otros galardones como el Primer Premio de la Sociedad de Parasitología y Medicina Tropical obtenido en 1997 y ser profesor emérito de la Pontificia Universidad Bolivariana (PUB), del Instituto de Ciencias de la Salud (CES) y haber sido reconocido como Maestro de Año por la Universidad de Antioquia (1997). "En la universidad me siento como en casa", afirma.

No es exagerado decir que gracias al indeclinable trabajo del doctor Restrepo se abrieron en Colombia varios de los espacios donde hoy se realizan investigaciones que están a la altura de las que se hacen en países desarrollados y que gracias a su apoyo y ejemplo muchos investigadores en el país han seguido por los caminos de la ciencia, sin rendirse ante los obstáculos.

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Identidad propia

Desde que era un estudiante de bachillerato, se inclinó por las ciencias. Inicialmente hacía experimentos con animales y la biología lo cautivó, pero la medicina fue más fuerte e ingresó a la Universidad de Antioquia en 1956 para prepararse como cirujano. Antes de graduarse en 1963, fue monitor de su facultad, y así inició su larga carrera docente, administrativa e investigativa.

Una de sus mayores preocupaciones fue realizar trabajos de campo que permitieran poner el saber de la academia al servicio de las comunidades más necesitadas. Ya especializado en enfermedades infecciosas y en parasitología, motivaba a sus colegas a irse con grupos de 50 o más estudiantes a las zonas rurales de Antioquia para tomar muestras directamente, en una época en la que dichas prácticas no eran frecuentes.

En 1965 estuvo a la cabeza de la apertura de la sección de inmunología dentro del Departamento de Microbiología de la Universidad de Antioquia y por esos años también comenzó una fructífera etapa de formación en el exterior en los centros donde había más avances en especialidades como la inmunoparasitología, la histocompatibilidad y el radioinmunoensayo. Fue así como estudió en la Universidad de Sao Paulo, en la Universidad de Chile, en la Universidad de Kansas, en el Center for Disease Control and Prevention, la Agencia Internacional de Energía Atómica, Stanford University, entre otras instituciones, a las que asistió siempre becado.

De manera alterna a sus estudios y a la docencia, siempre estuvo vinculado con el desarrollo institucional de los centros de investigación de la región. Ejemplo de ello es su participación como director del Laboratorio de Salud Pública de la Seccional de  Salud de Antioquia de 1976 a 1988 y del Instituto Colombiano de Medicina Tropical Antonio Roldan Betancur de 1989 a 2003.

El hecho de haber conocido y estudiado con el doctor Jack K. Frenkel, quien descubrió el ciclo de vida del parásito Toxoplasma gondii, causante de la toxoplasmosis, hizo que Restrepo Isaza se inquietara mucho por conocer cuáles eran las características de esta enfermedad en Medellín y las zonas aledañas, siendo uno de los temas que más ha trabajado en su vida.

La toxoplasmosis es una patología infecciosa ocasionada por ese parásito intestinal de los gatos, la cual puede ser mortal o causar graves degeneraciones si se transmite de la madre al hijo durante el embarazo o, por ejemplo, si algún otro animal ha tenido contacto con los excrementos de los felinos y su carne es consumida posteriormente sin una cocción apropiada.

"En Medellín la mitad de la población está infectada pero no enferma, lo que quiere decir que tiene el parásito pero no lo ha desarrollado", señala el doctor Restrepo. Recuerda que para iniciar los estudios sobre la toxoplasmosis fue necesario importar de Estados Unidos ratones que tuvieran el microorganismo y así crear los cultivos en los laboratorios locales.

Además de dicha enfermedad, también ha estudiado la leishmaniasis y la malaria, en especial evaluando la efectividad de medicamentos como la halofantrina o la mefloquina. "El tema de las vacunas para la malaria, por ejemplo, es muy difícil porque hasta ahora no hay ninguna que dé los resultados que se requieren. En Colombia hemos trabajado con el doctor Patarroyo, pero todavía es un tema que está en pañales porque se trata de parásitos muy complejos en sus estructuras".

Así mismo, otro de sus "hobbies" o "gomas", como define modestamente sus especialidades, ha sido todo lo relacionado con la histocompatibilidad, es decir con los trasplantes de órganos. También a principios de los años 60 estuvo entre los precursores de estos procedimientos en Antioquia. Gracias a las enseñanzas que recibió de Paul Terasaki en la Universidad de California, el doctor Restrepo fue de los primeros en realizar la identificación genética de compatibilidad entre donantes y receptores a partir de estudios inmunológicos, en especial para trasplantes renales.

Estos avances han sido catalogados en el texto La Inmunología en Antioquia de Carlos E. Escobar, como parte del nacimiento de la inmunología moderna en la región. "Correspondió al profesor Marcos Restrepo Isaza, la organización académica de la inmunología en la Facultad de Medicina hasta lograr obtener una identidad propia con la creación de la Sección de Inmunología, Reumatología y Alergias". En la actualidad, Medellín es una de las ciudades latinoamericanas donde se practican más trasplantes de órganos y el 60% del total nacional.

Lo más satisfactorio, resalta Restrepo, es ver que en la actualidad quienes fueron sus estudiantes, hoy en día son prestigiosos inmunólogos e infectólogos como Luis Fernando García, Silvia Blair o Jorge Botero, entre muchos otros, que encabezan investigaciones de punta en la Universidad de Antioquia, y que también han encontrado en la ciencia la mayor motivación para vivir.

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Ciencia compartida

"Como docente he sido exigente con mis estudiantes pero así se motivaron a seguir adelante y a encariñarse con la investigación". No hay duda del amor de Marcos Restrepo Isaza por la enseñanza y por transmitir sus conocimientos. "Cuando estaba en la Seccional de Salud de Antioquia y en el Laboratorio Departamental de Salud Pública me hacía mucha falta la docencia y por eso colaborar en la creación de la Facultad de Medicina de la UPB y del CES y ser profesor allí fue una compensación con el trabajo administrativo". En la actualidad dirige el posgrado en medicina de laboratorio del CES desde el cual forma nuevas generaciones de médicos e investigadores.

"Creo que no hay mejor instrucción para un joven que quiere investigar que el ejemplo, enseñarle la metodología dentro de un proyecto y brindarle el espacio en el laboratorio para que formule sus propias preguntas y busque las respuestas, por eso pienso que la investigación está ligada a la docencia".

Además, no se cansa en inculcar el trabajo en equipo porque para él la investigación científica no la hacen personas aisladas, sino grupos multidisciplinarios que aborden todos los aspectos que se relacionan con un problema. "la ciencia se hace entre varios y ese espíritu es el que me gusta comunicar".

Desde su perspectiva, Colombia debe enfocarse en la formación de doctores y de profesionales de alto nivel para seguir progresando en materia de ciencia y tecnología. Si bien es consciente de que aún hace falta mucho apoyo para la investigación en el país, también está convencido de las capacidades que hay en el país para hacer grandes cosas.

"Antes todo era cuestión de quijotes pero ahora hay más interés por investigar, pese a que conseguir la financiación es lo más difícil y por eso hay gente muy buena, con un altísimo potencial, que prefiere quedarse en otro país porque acá no tienen quién los contrate o los apoye; eso me angustia cuando veo tantas personas entusiasmadas que no pueden cumplir su sueño de hacer investigación".

Incluso en el seno de su familia, el doctor Restrepo ha infundido el amor por las ciencias de la salud, ya que sus tres hijos también se decidieron por especialidades médicas. "Es contagioso ese vicio de estudiar", señala. A éste le atribuye la obtención del Premio Nacional al Mérito Científico, el cual significa para él un reconocimiento no por haber descubierto algo, sino por su infatigable labor académica y administrativa. Sobre todo es un reconocimiento a que "con esfuerzo y constancia, se pueden hacer las cosas".

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