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Científicos colombianos en el área de Ciencias Sociales y Humanas

Diana María Ramírez

Publicado, 20-06-2007

La inquietud de Diana Maria Ramírez cuando era estudiante de Derecho por saber qué era ser un abogado de verdad la llevó a investigar aún más en la practica del Derecho Procesal. Tan es así, que en la actualidad lidera un Grupo de Investigación clasificado en categoría A por Colciencias.

Diana María Ramírez
Perfil elaborado en junio de 2007

El interés por para estudiar Derecho llegó a la vida de Diana María Ramírez por influencia de su papá, quien fuera un reconocido litigante de Medellín. Decidió seguir sus pasos cuando en las pruebas de psicorientación del colegio, sus mayores puntajes los obtuvo en Derecho y Ciencias Sociales. No lo pensó dos veces y se inscribió en la Universidad Medellín.

“Justo cuando empezaba el mismo camino de mi papa, él murió. Tuve más razones para dar la continuidad, pero no seguí su línea, sino que me incliné por el Derecho Procesal. Cuando estaba en tercer año me preguntaba: ¿Cuando es que voy a aprender lo que es ser un abogado de verdad? y todos me decían que la respuesta llegaría con la materia de Derecho Procesal”, pero no fue así.

Desafortunadamente cuando llegó a Derecho Procesal se encontró con algo diferente. “La materia la trabajaban de manera teórica y me llené de angustia. No lograba asimilar cómo era que iba a aprender una materia que era totalmente practica de manera teórica. El resultado es que cuando termino mi carrera me siento bastante debilitada en qué es ser abogado, no lograba desarrollar claramente la estructura del aprendizaje practico, a pesar de haber pasado por un Consultorio Jurídico”, comenta con tono de angustia por los recuerdos.

Esas angustias poco a poco las fue resolviendo con la experiencia del litigio, rama en la que comenzó a trabajar y a la que considera un complemento armonizador para su carrera académica e investigadora. Precisamente sus estudiantes a veces le preguntan porqué está tan interesada en el Derecho Procesal, a lo que Diana responde: “Porque yo tenía una expectativa muy amplia de la parte aplicativa pero científica-analítica del Derecho y no la logré encontrar en el pregrado. Eso hizo que me dedicara a trabajar con estudios de caso e investigación con mis pupilos”.

{* title=Un giro de 90 grados}
Un giro de 90 grados
Su vida dio una vuelta inesperada en un momento en el que se sentía bastante bien. A su esposo le diagnosticaron cáncer cerebral. “Tenía tres hijos en ese momento y la enfermedad de mi esposo, con tan solo 35 años, le dio un vuelco a mi vida. Lo primero que pensé era que tenía que perfeccionar mi estudio porque sabía que las cosas iban a cambiar, además que sería una etapa muy difícil, como efectivamente lo fue”, expresa Diana con un poco de nostalgia por ese período tan fuerte y doloroso.

Supo que debía responder por una familia que conformó siendo muy joven, pues a sus 20 años tuvo a su primer hijo y al graduarse del pregrado ya tenía a los tres. Decidió estudiar una Maestría en Derecho Procesal, nuevamente en la Universidad de Medellín, con la que sentía podía asegurar el futuro suyo y el de su familia. “Durante ese período mi vida era muy complicada. Vivía estudiando, en las quimioterapias, en la casa con los niños, leyendo, y en un ‘corre corre’ impresionante. Incluso mi esposo se molestó mucho porque decía que yo quería cambiar de vida, pero tenía claro que yo no estaba acabada y al contrario tenía que seguir adelante”, asegura. Un año después de la muerte de su esposo se graduó de Magíster e inmediatamente la Universidad de Medellín le ofreció entrar a la academia, algo que aceptó sin pensarlo dos veces.

Estando en la Universidad formó los primeros semilleros de investigación en Derecho Procesal y sintió la necesidad de demostrar que sus teorías eran ciertas. Algunos de sus compañeros le decían que cuál era la investigación que iba a realizar si para ellos en procesal no se investigaba, pues el convencimiento general entre los abogados y académicos es que el derecho procesal gira sobre la práctica escueta de la norma codificada. Con risas dijo que los comentarios eran de incredulidad. “¿De qué vas a investigar, de cómo se hace una demanda?, pero si eso se hace en la practica”, le respondían. Ella simplemente no se dejó vencer y con el argumento de que Derecho Procesal es la faceta más importante del Derecho y que se está desperdiciando, empezó a investigar.

Su trabajo quedó demostrado cuando le ofrecieron la jefatura de la Maestría en Derecho Procesal, “básicamente tenía el terreno fértil para la investigación que tanto había planteado”,afirma. “La investigación científica en Colombia no trata mucho del Derecho Procesal, tal vez por ser la parte aplicada del Derecho se pensará que simplemente con abrir el Código y mirar que es lo que tengo que hacer o con la practica escueta no necesitamos un análisis científico y eso es un gran error”.

El tiempo le dio la razón. Actualmente en Colombia sólo existen tres grupos de investigación reconocidos en Derecho Procesal, los cuales se han conformado así: el de la Universidad de Medellín, liderado por Diana María, y los otros dos están en Barranquilla y Pereira, donde ella coordina las dos extensiones, por tanto nacieron y se han proyectado con el apoyo del grupo de investigación de Medellín.

{* title=Siempre hay más por hacer}
Siempre hay más por hacer
Las ganas por seguir conociendo, investigando y analizando le dieron el último impulso para inscribirse en el Doctorado en Derecho de la Universidad Externado de Colombia. Está a punto de terminar su tesis doctoral y espera graduarse en un tiempo corto. Dice que es una de sus metas cumplidas y la satisfacción es total.

Pero faltaba algo más por hacer. Salir del país no estaba dentro de sus planes pero reconoce que si la oportunidad se daba no la iba a desaprovechar. Sin buscarlo, empezó a interesarse por el investigador italiano Michele Taruffo, a quien conoció en un módulo de estudio.

“Michele Taruffo es considerado el mejor procesalista de Europa y tiene gran influencia en América Latina. Sus libros como, ‘La prueba de los hechos’ o ‘Sobre las fronteras’, que son dos de los que están traducidos al español, están escritos desde la filosofía analítica, lo que lo diferencia de manejar el pragmatismo escueto de la norma del Código, para presentar las instituciones del Derecho Procesal como institución científica y disciplinar para investigar”.



Ella se dio a la tarea de contactarlo y después de tan ardua tarea lo consiguió. “Le extendí una invitación a Colombia y su respuesta fue hablar del mal referente del país en el ámbito internacional, sin embargo accedió a venir a Medellín. Hicimos los preparativos, llegó y conoció Medellín, la Universidad y la investigación que realizamos. Fue un verdadero placer y para él también porque quedó enamorado de Colombia”, comenta orgullosa.

Y fue precisamente el profesor Taruffo quien la impulsó para viajar a Italia a perfeccionar los estudios aprendidos en Colombia, los cuales en gran parte están todavía basados en la Escuela Científica Italiana de finales del siglo 19, y principios del 20. “Colombia todavía trabaja bajo este esquema italiano que es de 1900, 1910, 1920, 1930. Entonces me entró la curiosidad por saber cómo ha evolucionado el estudio del Derecho Procesal en Italia, y comparar cómo hemos evolucionado nosotros”, dice.

Michele Taruffo le abrió las puertas. Durante todo el año 2006 le consiguió un colegio para que pudiera trabajar allí y estar cerca de la Universidad de Pavia mientras estudiaba. Incluso le ayudó a entrar a la biblioteca para interactuar con otros investigadores italianos y estudiar ese tipo de escuelas que están tan enraizadas en Colombia. “Cuando yo llego a Italia me doy cuenta que estas escuelas estaban totalmente revaluadas, ya había una evolución grandísima y no se hablaba de instituciones procesales sino que se estaba trabajando sobre algo que se llama el juicio procesal, sobre la decisión del juez y cuáles son los parámetros para él tomar la decisión, y cómo se controla por los demás sujetos procesales la calidad de la decisión. Es decir, ¿cómo decide un juez?, una pregunta fundamental en derecho, porque es analizar como el Derecho entra a ser parte y a controlar esa decisión para que no sea una decisión arbitraria”, comenta, y dice que es una dinámica bastante diferente a la que se trabaja en Colombia actualmente.

Esta experiencia sin lugar a dudas la marcó y le abrió otros horizontes diferentes de trabajo, desde ver cómo se estaba moviendo el mundo y conocer a nivel supranacional del Derecho Procesal donde se transforma y se convierte en mecanismos alternativos de solución de conflictos, y además cual es la importancia para un Estado como Colombia, de tener una administración de justicia: eficaz, eficiente y efectiva.

Vida nueva
Con tanta experiencia vivida y con tan sólo 40 años, esta mujer paisa rehizo su vida. Hace un año volvió a casarse con un médico que es el actual Secretario de Salud de Medellín. Con él y con sus tres hijos conforman la típica familia antioqueña que pasea por el campo los fines de semana, sale de compras, a cine, a teatro y permanece unida en torno a la abuela.

“Somos una familia feliz, tranquila y sobre todo honesta. Nos comprendemos profundamente y sobre todo con mi esposo entendemos las dinámicas de nuestros viajes por razones de trabajo y así nos queremos”, expresa, al mismo tiempo que termina diciendo que la vida tiene ciclos y algunos más difíciles que otros, pero que en un momento determinado reportan alguna ganancia para cada persona.


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