Publicado, 16-04-2005
Gonzalo Sánchez, docente de la Universidad Nacional de Colombia,
analiza el periodo de luchas bipartidistas de las décadas del 40 y el
50, conocido como "La Violencia", así como los enfrentamientos actuales
entre guerrillas y paramilitares. Con su producción académica busca
ofrecerle al país claves históricas que lo encaminen hacia la
reconciliación.
Perfil elaborado en marzo de 2005
La memoria se ha
convertido para los científicos sociales contemporáneos en una
herramienta indispensable a la hora de abordar problemáticas tan
complejas y llenas de sentimientos encontrados como el conflicto armado
colombiano. Es, a su vez, el elemento que le permite a un académico
como Gonzalo Sánchez explicar hoy su inclinación investigativa por el
periodo conocido como "La Violencia" y por el análisis de la actualidad
nacional en materia de orden público.
Ello obedece a que antes
que historiador, Gonzalo Sánchez fue actor de la historia. Su niñez
transcurrió en medio del éxodo campesino del Líbano, departamento del
Tolima, generado por los ataques de las guerrillas conservadoras. Entre
sus borrosos recuerdos de infancia está la noche en que, sin saber por
qué, su padre y su madre salieron corriendo con él y sus hermanos rumbo
a Bogotá. Llegaron a lo que parecía ser un inquilinato y luego él debió
pasar algún tiempo en una casa para refugiados conocida como "el amparo
de niños".
Aunque "La Violencia" pasó sin mayores análisis en su
vida durante varios años, cuando se vio obligado a definir un tema para
su tesis de maestría en ciencia política de la Universidad de Essex
(Inglaterra), ésta se convirtió en una constante, en un fantasma que se
niega a abandonarlo desde entonces. Sus libros son una muestra de ello:
Los bolcheviques del Líbano, Tolima (1976); Bandoleros, gamonales y campesinos: el caso de la violencia en Colombia (1983); Memoria de un país en guerra. Los mil días: 1899-1902 (2001); y Violencia y estrategias colectivas en la Región Andina (2004), entre muchos otros.
Su
conocimiento del conflicto colombiano y de los orígenes remotos del
mismo, han hecho de Gonzalo Sánchez uno de los violentólogos más
reconocidos dentro y fuera del país. En la década del 80 fue invitado
por la rectoría de la Universidad Nacional para crear, junto con un
selecto grupo de intelectuales, el Instituto de Estudios Políticos y
Relaciones Internacionales (Iepri).
Al poco tiempo fue nombrado
por el gobierno y por Colciencias como coordinador de una comisión de
investigación para producir un diagnóstico de largo aliento sobre la
violencia y además ha recibido reconocimientos internacionales por su
investigación, como el de la Asociación de Estudios Latinoamericanos
LASA/OXFAM (2000).
{* title=Academia militante}
Academia militante
Cuando
era bachiller, como todo estudiante de provincia, consideraba que la
elección más correcta para hacerse profesional era seguir sus estudios
universitarios en una de las disciplinas clásicas. Por esa razón se
inclinó por el derecho y la filosofía, carreras que cursó
simultáneamente en la sede de Bogotá de la Universidad Nacional.
Sin
embargo, ninguna de las dos llenó sus expectativas, pues esperaba
encontrarse con programas académicos que le sirvieran de puente con
otras humanidades de vanguardia como la sociología y no con "campos
centrados en las formas, en los procedimientos y poco sensibles a los
problemas del Estado y las instituciones", como era el caso del
derecho. Esa insatisfacción generó en Gonzalo Sánchez la necesidad de
buscar por fuera del aula una alternativa de conocimiento político.
Afortunadamente
para él, la universidad pasaba por un momento histórico muy propicio
para sus fines. La década del 60 se hizo famosa por la simbiosis entre
academia y militancia de izquierda. Marx, Lenin, Hegel y Mao eran
autores obligados para estudiantes como él, que no sólo se destacaban
por sus excelentes calificaciones sino por su pensamiento estructurado.
"En los ambientes universitarios de entonces la militancia política no
reñía con el rigor académico y las exigencias de la demostración
razonada. Por el contrario, podría decirse que la militancia salvaba a
la academia".
Las tertulias en la cafetería "Superchisme" con
intelectuales como Jesús Antonio Bejarano —asesinado en 1999 en las
instalaciones de la Universidad Nacional en represalia por sus
investigaciones sobre el conflicto contemporáneo— y la participación en
colectivos como el Frente de Estudios Sociales (Fes), le ampliaron su
espectro sobre el marxismo y el maoísmo y, al entrar en contacto con la
realidad del campesinado, se presentaron como un aviso tenue de la que
sería su mayor preocupación académica.
{* title=Voces agrarias}
Voces agrarias
Gonzalo
Sánchez nunca decidió ser historiador, la historia lo encontró a él. En
sus primeras salidas para realizar trabajo de campo se tropezó con las
huellas y la memoria local del levantamiento artesano-campesino de los
bolcheviques del Líbano. "Antes de eso, yo mismo, oriundo de la región,
sólo tenía fragmentarias pero sugestivas noticias del tema a través de
una publicación de la Asociación de Usuarios Campesinos (Anuc) Línea
Sincelejo, con la cual establecí a partir de entonces una militante
relación".
A su regreso de Inglaterra, una vez culminada la
maestría, sus libros ya contaban con un reconocimiento académico y una
fuerza política impresionante. Su texto sobre las ligas campesinas, al
igual que el de los bolcheviques, se distribuyeron entre las
asociaciones de usuarios campesinos de la Costa Atlántica antes de que
llegaran a las librerías. "En el Líbano, Tolima, en la tienda de un
hermano los campesinos pedían una libra de arroz, una libra de panela,
un ejemplar de ‘Bolcheviques' y uno de ‘Bandoleros'".
Según
lo recuerda, estaba contribuyendo inesperadamente a la reconstrucción
de una identidad y de una memoria local y regional a punto de
erosionarse irremediablemente. Han pasado muchos años desde entonces y
sus investigaciones han transitado por los diferentes aspectos de "La
Violencia" sin parar un solo instante. Aunque ha tratado de quitarse de
encima "ese fantasma" para verlo por el revés y abordar el conflicto
desde la construcción democrática, siempre retorna al mismo punto.
{* title=Biografía en estudio}
Biografía en estudio
En
los últimos tiempos ha estado más metido que nunca en los recuerdos,
pero ya no en los de los campesinos, sino en los suyos. A través de una
mirada retrospectiva de su obra encontró una conexión entre memoria,
guerra e historia, ejes alrededor de los cuales elaboró una hermosa
disertación, con la que obtuvo el título de doctor en sociología
política de la Escuela de Altos Estudios de París.
La revisión
de su vida y de su producción fue tan particular, que llamó la atención
de otros académicos de disciplinas como el psicoanálisis y el arte. De
esas relaciones han nacido trabajos colectivos con el Grupo de
Psicoanálisis de la Universidad Nacional y está próximo a publicarse un
libro en conjunto con la fotógrafa María Elvira Escallón, quien capturó
y analizó las imágenes del atentado terrorista perpetrado contra el
club El Nogal de Bogotá el 7 de febrero de 2003.
La otra faceta
de Gonzalo Sánchez, que sería imperdonable dejar de lado, es la
docente. En sus palabras, se trata de un valioso proceso en el que ha
aprendido enseñando. Esa parte de su vida comenzó a finales de los años
70 en el Departamento de Historia de la Universidad Nacional y ha
pasado por la Maestría del Iepri, e instituciones tan reconocidas como
la Universidad de Sorbona y el Instituto de Altos Estudios de América
Latina en París, las universidades de Duke y Texas en Estados Unidos y
la University College de Londres.
Hace unos meses decidió
pensionarse de la Universidad Nacional, pero paradójicamente tiene
menos tiempo que antes, pues está absolutamente comprometido con sus
investigaciones del Iepri. Su aspiración es poder terminar algún día el
inacabado estudio de la masonería en Colombia, tema alternativo a "La
Violencia", que ya tiene muy adelantado. Eso sí, sin dejar de lado el
análisis del conflicto y, sobre todo, la esperanza de que la academia
dará luces que le permitan a los colombianos resolverlo por la vía
pacífica.