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Científicos colombianos en el área de Ciencias Sociales y Humanas

Jaime Jaramillo Uribe

Publicado, 01-01-2004

En Colombia el oficio de historiador se convirtió en profesión gracias a Jaime Jaramillo Uribe, quien con su innovador trabajo le dio un giro a lo que se entendía por hacer Historia. Este es el perfil del intelectual que escribió gran parte de un pasado inédito enriqueciendo nuestra identidad.

Jaime Jaramillo Uribe
Perfil elaborado en noviembre de 2003

Modificó la comprensión tradicional de esta disciplina y abordó temas que se habían dejado de lado. "Ese cambio consistió en un intento de comprender fenómenos importantes como: el desarrollo económico, las transformaciones de las instituciones políticas y de la estructura social en la cultura". Y logró hacer esto involucrando varias disciplinas. Además de ser licenciado en Ciencias sociales y Económicas de la Escuela Normal Superior (1942), estudió Sociología e Historia en La Sorbona de París (1946), y es doctor en Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad Libre de Bogotá (1950).

Un historiador que aspire a realizar un trabajo serio debe, como el mismo Jaramillo expone en la introducción del Manual de historia de Colombia (1978- 1980), dominar saberes científicos y técnicos como economía, sociología, filosofía, derecho, filología, demografía, estadística, paleografía, archivística, diplomática, crítica textual... y quizá psicología, campo en el que no se aventuró y que ha sido para él un poco tabú.

Sus primeros trabajos sobre el mestizaje, la situación de los esclavos e indígenas se desenvolvieron dentro del clima y el ambiente que en esa misma época llamaban "la catástrofe demográfica" de las poblaciones americanas. Producto de esa investigación, resultaría su obra clásica Ensayos de historia social (1969).
En esas labores iniciales tuvo contacto con documentos de cerca de 400 años de antigüedad y experimentó uno de los mayores placeres para el historiador: descubrir expedientes clave que no sólo dan gran cantidad de datos, sino muchos interrogantes y posibilidades de respuesta a los problemas planteados con anterioridad.

¿Qué soluciones dieron los pensadores colombianos a los problemas del siglo XIX? La solución a esta pregunta y, en general, la historia de las ideas nacionales de ese periodo serían el tema de El pensamiento colombiano  del siglo XIX (1965). Allí estudió con detalle la controversia sobre la herencia española, la organización social del Estado y escuelas del pensamiento como la escolástica, el utilitarismo y el positivismo.

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Detective de archivos

Durante mucho tiempo su segundo hogar fueron los archivos. Entre los más importantes para la realización de su obra están el Archivo General de la Nación, donde reposan las fuentes de nuestra historia en las época colonial, independentista y republicana. También visitó el Archivo General de Indias de Sevilla, que contiene la gestión política y administrativa de los españoles en América; y archivos ingleses como el del Museo Británico y el Public Record Office.

Pero ¿qué es la realidad? Jaramillo, asombrado ante la interpelación,  responde: "es la historia", que se ocupa de las acciones del hombre con miras a construir una sociedad, un sistema de convivencia y una cultura. Tan importante labor se encuentra ajena de pesares ante hechos de nuestro pasado que podrían calificarse como infortunados. "Uno no se puede lamentar de los hechos. El historiador tiene otra misión, la de describirlos, analizarlos y comprender su sentido".

Su gran aporte, entre muchos otros, consistió en la profesionalización del oficio del historiador, que antes de él era una afición; aplicó los métodos de las ciencias sociales e integró en su análisis las perspectivas antropológica, económica y sociológica; y se alejó de la noción de historiografía tradicional que sólo describía hechos políticos y resaltaba a los héroes. De ahí que se le llame el padre de la Nueva Historia.
Como fundador del Departamento de Historia de la Universidad Nacional de Colombia y director del de la Universidad de los Andes, formó a una nueva y brillante cohorte en esta profesión. De los egresados de la Nacional se destacan Germán Colmenares, Jorge Orlando Melo, Hermes Tovar y Margarita González. Una de las cosas que más lo gratifica es que sus discípulos están realizando una labor que va incluso más allá de la que él inició y de la que pudo realizar.

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Jaramillo por Jaramillo 

Aunque durante las décadas de los 50 y 60 la obra de muchos de nuestros intelectuales se vio influida de manera marcada por las tendencias teóricas del momento, Jaramillo mantuvo cierta distancia que le permitió extraer conocimientos útiles y prácticos, sin casarse con ninguna de ellas. Se sintió atraído por el marxismo, lo estudió y ha tratado de utilizarlo, como lo ha hecho con otras tendencias de pensamiento.
Es lo que cuenta en uno de los capítulos de las memorias intelectuales que prepara ahora. En su oficina, ubicada en el quinto piso del Edificio Franco de la Universidad de los Andes, toma algunas páginas de encima de su escritorio y comenta: "me puse a estudiar El Capital y el marxismo, cosa no muy frecuente entre nosotros, porque los marxistas serios en Colombia han sido pocos. En las memorias, por ejemplo, yo digo que en el pensamiento de Marx había tanto utopismo como en autores del estilo de Fourier y que Marx había calificado y vapuleado como tales ".

¿Cuándo veremos sus memorias publicadas? "Quién sabe". ¿Historia de un historiador? "Bueno, estoy contando mi peripecia". Ésta, como lo fueron todas sus obras, está siendo redactada a máquina. "No me pude acostumbrar al computador; no podía controlar el ratón, se me iba... y ... no hice ningún esfuerzo por adaptarme", dice con desdén. Y, con orgullo, contradice el pronóstico de Emmanuel LeRoy Ladurie, historiador francés, que dijo que el futuro historiador tenía que ser de computador o no podía serlo.
Jaime Jaramillo trae a su memoria algunos datos, "se escribieron obras inmensas cuando no existía ni siquiera la máquina de escribir", y cita el caso del filosofo Husserl y del literato Proust. "Éste último, por ejemplo, escribía en unas hojitas chiquitas llenas de borrones y de frases sacadas por la esquina y por el margen... una cosa endemoniada".

A pesar de su desacuerdo con LeRoy Ladurie, reconoce que es uno de los grandes historiadores de hoy. Aunque su profesión lo hizo crítico y desconfiado, es respetuoso y no le quita mérito a aquello que lo tiene. "Es el gran historiador francés después de que murieron Marc Bloch, Lucien Febvre y el mismo Fernand Braudel", autores por que los siente un profundo respeto. Tras hablar un rato sobre lo que llamó "su peripecia" o experiencia como historiador, acaba su relato con una amable sonrisa y una sincera invitación, "bueno, váyase", pues le aguarda su máquina de escribir.



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