Publicado, 29-04-2005
El Científico colombiano Medófilo Medina, profesor de la Universidad Nacional de Colombia
durante 27 años, se ha sentido atraído a lo largo de su carrera
académica por los procesos políticos y sociales en caliente. Con
su profesionalismo y exigencia ha hecho destacados aportes
metodológicos e investigativos al desarrollo de la historia
contemporánea como disciplina en el país.
Perfil elaborado en marzo de 2005
Para
Medófilo Medina la ideología y el rigor no son incompatibles en la
elaboración del trabajo histórico pues "lo importante es dejarle claro
al lector el tipo de interpretación que se hace de la información para
que él pueda discutirla con el autor". Con esta convicción ha escrito
importantes análisis sobre la clase obrera colombiana, las terceras
fuerzas políticas, la época de "La Violencia" y la política venezolana.
En este momento de su trayectoria, justo cuando acaba de
pensionarse de la Universidad Nacional, en la que se desempeñó desde la
década del setenta como profesor del Departamento de Historia, es
reconocido como uno de los grandes especialistas en torno al gobierno
de Hugo Chávez y quizás como el más crítico frente al cubrimiento que
de su agitada administración han hecho los medios de comunicación
venezolanos e internacionales.
A pesar de haberse formado
en la ortodoxa escuela histórica de los años 60, que ponía acento
principalmente en la Nueva Granada colonial, Medófilo Medina fue pronto
seducido por los acontecimientos contemporáneos y específicamente por
aquellos continentales de impacto y origen internacional. A ese gusto
aportó, sin lugar a dudas, su paso por Rusia en la época de la Unión
Soviética, donde realizó un doctorado en historia.
Desde
entonces, América Latina fue un punto de partida para "escribir" la
historia del país, influido también por las huellas que en su formación
habían dejado las tertulias estudiantiles del pregrado alrededor de
obras como La muerte de Artemio Cruz, así como la militancia en las
Juventudes y en el Partido Comunista en la Universidad Nacional.
"En
ese momento las consideraciones políticas eran una fuente para
plantearme problemas de investigación, y lo siguen siendo, pero en el
último tiempo han intervenido más razones específicamente académicas".
Se refiere al diseño del Doctorado en Historia de la Universidad
Nacional, del que participó hace algunos años, y que quiso que tuviera
como impronta la historia comparada en procesos de larga duración, pues
era preocupante la insularidad de la producción colombiana con respecto
al resto del continente. De allí su proyecto actual de hacer un
paralelo entre Colombia y Venezuela durante los siglos XIX y XX.
{* title=Crítico social}
Crítico social
La
sensibilidad social y política estaba escrita en la vida de Medófilo
Medina y tarde o temprano se iba a desarrollar. Quizás lo hizo
prematuramente, pues su época de bachiller transcurrió en un contexto
en el que la inequidad tomaba forma en personas de carne y hueso.
"Estudié en un colegio que limitaba por el frente con una zona
residencial muy exclusiva, pero —sin solución de continuidad— por
detrás con casuchas en las que vivían hacinadas familias muy pobres.
Nosotros las visitábamos y compartíamos momentos con ellas".
Por
esa razón, contrario a lo que sucedía con el 90% de los militantes de
izquierda de la Universidad Nacional, cuando ingresó a la Facultad de
Filosofía y Letras, el profesor Medina ya tenía una posición muy
estructurada frente la realidad del país. A ello habían contribuido
algunos de sus profesores del colegio Jordán de Sajonia, que estaban
influidos por la teología de la liberación y con quienes leyó el libro
La violencia en Colombia, de Germán Guzmán, Orlando Fals Borda y
Eduardo Umaña Luna.
Su giro hacia la historia también
fue suscitado por uno de sus maestros, esta vez el catedrático Alfredo
Trendall, quien en la clase de Introducción a la Historia lo llevó por
lecturas fundamentales como las de Arnold Toynbee, Spengler y Gibbon.
"A pesar de que los leí con fascinación, metodológicamente no los
seguí, como no seguiría a Trendall. Éste se olvidó pronto de mí desde
alguna vez que me vio tomando parte en un enfrentamiento entre
estudiantes y fuerza pública".
Aunque su primer
artículo publicable se refirió al periodo que va entre la insurrección
de los comuneros y la Independencia, de ahí en adelante la delimitación
espacial de sus estudios sería entre 1875 y "los días que corren".
En ese lapso de tiempo se encajan su tesis doctoral Estructuras, situación y lucha del proletariado urbano contemporáneo en Colombia (1975) y, entre otros, los libros Historia del Partido Comunista de Colombia (1980), La Protesta urbana en Colombia en el siglo XX (1984), Nuevas formas de participación política (1996), Juegos de rebeldía. La trayectoria política de Saúl Charris de la Hoz (1997), El Elegido: presidente Chávez, un nuevo sistema político (2001) y Venezuela, confrontación social y polarización política (2003).
{* title=Relatos de historiador}
Relatos de historiador
Desde
comienzos de su carrera, el profesor Medófilo destinaba el poco tiempo
libre que le dejaban la academia y el activismo político a pulir su
estilo con la lectura de obras literarias, especialmente novelas. Esta
afición responde a su creencia de que "un historiador debe combinar
mucho de su trabajo de investigación con la preocupación por la
narrativa, pues esa será una herramienta muy útil sobre todo en el
momento de la exposición de las ideas".
Uno de los trabajos que más evidencia esa confluencia es Juegos de rebeldía,
en el que el académico apela a la técnica histórica de la prosopografía
(biografía), para reconstruir las particularidades de la carrera de un
político de provincia que logró figuración nacional. "La parábola
política de Charris permite también acercarse a la lógica de las
disidencias en el seno del bipartidismo colombiano".
En
ese libro y en algunos de los prólogos de los que le siguen, Medófilo
Medina se vuelve un personaje más de la historia, al comentar, a manera
de crónica, los obstáculos con los que se enfrentó en el desarrollo de
su labor investigativa. Las escenas pintadas con coloridas palabras,
las descripciones detalladas de hechos y la semblanza de los personajes
trasladan al lector a una historia que, aunque pasada, parece estar
viva.
En su último texto, es un personaje aparentemente
sin importancia: el taxista que lo llevó del aeropuerto al hotel cuando
llegó a Caracas para realizar el trabajo de campo, le sirve de pretexto
para introducir la compleja situación política que vive actualmente
Venezuela y la polarización que han generado los medios de comunicación
en la opinión pública frente al presidente Hugo Chávez.
{* title=Espejo latinoamericano}
Espejo latinoamericano
Medófilo
Medina tiene la certeza de que Venezuela es un laboratorio excepcional
para quienes se ocupan de la observación y análisis de procesos
históricos, sociales y políticos en América Latina. Por eso su libro se
proyecta como el primer tomo de una secuencia hilvanada por los nombres
de Hugo Chávez en Venezuela, Luis Ignacio Lula Da Silva en Brasil y
Lucio Gutiérrez en Ecuador. "Por un lado estos mandatos constituyen una
reacción contra el neoliberalismo, pero por otro, son una apuesta por
el debilitamiento del unipolarismo en las relaciones internacionales.
De ahí la apertura de Venezuela hacia China, Rusia, Cuba y Brasil".
La
mirada global que el académico intenta hacer en sus trabajos lo ha
convertido en un catedrático invitado con frecuencia por instituciones
académicas de otras partes de Iberoamérica como la Universidad Central
de Venezuela, la Facultad de Estudios Latinoamericanos (Flacso) de
Ecuador y el Departamento de Historia de la Universidad de Alcalá de
Henares. A este último lo unió en 1988 un acontecimiento tan
preocupante como propio de quienes han escogido su camino
investigativo: fue amenazado por segunda vez y tuvo que salir del país
en plena época de la guerra sucia contra la Unión Patriótica, lo que,
no obstante, le permitió entrar en contacto con el modelo teórico
español de la transición que iluminó sus análisis posteriores.
La
historia contemporánea sigue siendo lo suyo, por eso mantiene un ojo
puesto en los problemas de la violencia colombiana. Al respecto ha
tenido claro desde hace muchos años que la solución definitiva al
conflicto no puede ser armada. De allí que se opusiera a "la
política de combinación de las formas de lucha" del Partido Comunista
en la década del ochenta, lo que lo condujo a retirarse de ese
movimiento.
Prefiere apostarle a "la paz y a la lucha
política y social abierta y de masas". En tales inquietudes se inspira
precisamente el libro Acuerdos en Colombia, 1902-1994 (que
editó en el 2003), un trabajo hecho con la certeza de que la historia
también puede construirse desde la reconciliación. Esa enseñanza
también la aprendió con sus estudiantes y la legó durante cerca de
treinta años de docencia.
Dicha creencia, natural en un
académico cuya vida ha estado atravesada por el conflicto, hace aún más
apasionante a este personaje que con su rigor y alto espíritu humanista
ha contribuido no sólo a posicionar a la historia contemporánea como
disciplina en el país, sino a formar interrogadores críticos de un ayer
que explica mucho de lo que somos hoy.