Publicado, 01-10-2005
Para la ingeniera hidráulica Sully Gómez Isidro, docente de la
Universidad Industrial de Santander, el estudio científico del
comportamiento del agua es indispensable para solucionar los graves
problemas de abastecimiento que sufren algunas regiones de Colombia y
para aplacar los efectos de las inundaciones y otros eventos extremos.
Perfil elaborado en agosto de 2005
Sully
Gómez Isidro profesa un amor infinito por las bondades de la naturaleza
y sabe también que la fuerza con la que a veces se manifiesta puede ser
catastrófica. Así lo comprendió con claridad desde que estudió
ingeniería civil en la Universidad Industrial de Santander (UIS), y
aprendió que las obras de los hombres están condicionadas por los
límites que el medio ambiente impone.
Para ella, la misión de su
profesión es clara: "los ingenieros debemos estar preparados para crear
infraestructuras adecuadas para que convivamos con la naturaleza sin
abusar de ella, sin deteriorarla y también para preparar a las
comunidades cuando ocurren eventos extraordinarios".
El área de
aguas, suelos y rocas ha sido su especialidad. Luego del pregrado, hizo
estudios de maestría y doctorado en ingeniería civil en la Universidad
Nacional de Colombia, sede Medellín, dedicándose a estudiar el flujo
del agua en rocas fracturadas. Para hacerlo de manera técnica y
científica, fundó en 1998 con su colega y amigo Jorge Guzmán Jaimes el
Grupo de Predicción y Modelamiento Hidroclimático (GPH) de la UIS, el
cual tiene entre sus objetivos estudiar la disponibilidad del recurso
hídrico en todas sus componentes y buscar estrategias de planeación
para el desarrollo de asentamientos humanos sostenibles.
Complementó
sus estudios en la Universidad de Berkeley en California, Estados
Unidos, gracias a una beca otorgada por Colciencias para realizar una
pasantía. Desde su regreso a Colombia en el año 2000, el grupo se
involucró activamente en proyectos como el estudio del flujo
subterráneo en el Macizo de Santander y en mediciones hídricas de alta
complejidad, en cooperación con la Agencia Internacional de Energía
Atómica.
{* title=Entre la escasez y la abundancia}
Entre la escasez y la abundancia
Esta
mujer santandereana orienta todos sus esfuerzos y conocimientos en la
búsqueda de soluciones a los problemas de su región y a tratar de
mejorar la calidad de vida de sus gentes. Esa es su principal
motivación personal y profesional.
Municipios como Málaga,
Barichara, Guane, Villa Nueva, Cabrera, Vélez, El Socorro, en
Santander, presentan déficit de abastecimiento de agua o falta de un
manejo integral de este recurso, si bien la profesora Gómez es
consciente de que el problema también tiene raíces políticas y
burocráticas. Sin embargo, confía en que la suma del trabajo del GPH,
las comunidades, el sector productivo y las administraciones locales
servirá para encontrar soluciones a corto y largo plazo.
"En
Santander hay pueblos que cuentan con dos horas diarias de suministro
de agua y pueden sufrir tres y cuatro meses sin el líquido, y a pesar
de estar próximos al Río Chicamocha, Suárez, Lebrija o Fonce, estos
están contaminados y las cuencas —que antes estaban cubiertas con
bosques— se encuentran deforestadas y sus suelos erosionados. En otros,
como por ejemplo Charalá y el Parque de Virolín, el caudal de los ríos
y la vegetación es abundante; en Cimitarra, la Selva del Opón y del
Carare aún hay importantes reservas de agua que deben protegerse".
{* title=Modelo para prevenir}
Modelo para prevenir
En
efecto, uno de los principales trabajos desarrollados por el GPH se ha
centrado en la Cuenca del Río Lebrija donde se localiza la zona
metropolitana de Bucaramanga (capital de Santander) y otros municipios,
dicha área tiene una extensión de 1.270 km2 de superficie y valores de
precipitación (nombre técnico de la lluvia) que oscilan entre 800 y
2.200 mm anuales. La protección de la cuenca es vital ya que allí se
generan procesos de infiltración que alimentan el agua superficial y
subterránea que surte la ciudad.
Con el apoyo de la UIS y de
Colciencias, en especial del programa de apoyo a jóvenes
investigadores, se han concretado importantes aportes científicos para
la preservación de los recursos. "Para entender el problema del
abastecimiento es necesario estudiar y sobre todo medir con
instrumentos las diferentes variables que están involucradas con el
recurso hídrico y estudiar el impacto que causan las obras", explica la
ingeniera Gómez, "pero en Colombia carecemos de inversión en
instrumentos que permitan tener datos los 365 días del año, ya que con
los instrumentos actuales generalmente no es posible detectar eventos
extremos ni construir obras que los resistan".
Disponer de
resultados más confiables haría posible desarrollar mecanismos de
predicción, prevención y control de tragedias. Según la ingeniera, un
modelo predictivo es muy importante tanto en época de inundaciones como
de sequías, pero es necesario desarrollar infraestructuras para medir
todos los componentes del ciclo hidrológico, tales como: la cantidad de
agua en la atmósfera, en la superficie, la que se evapotranspira
(evaporación del agua más transpiración de las plantas), el agua que va
a las corrientes y la que se infiltra para recargar los depósitos
subterráneos.
Medir las variables con exactitud alimentaría el
modelo de predicción con el que sueña y por el que trabaja Sully Gómez
y su grupo de investigación, pues no es posible adaptar los que ya
existen en Estados Unidos o Europa por las diferencias geográficas,
climáticas y geomorfológicas tan especiales que tiene nuestro país.
"Al
entender el funcionamiento de la naturaleza, no la afectaríamos porque
ella es sabia y se cobra sus espacios", afirma. Eso fue lo que sucedió
en febrero de 2005 en la población de Girón, a escasos kilómetros de
Bucaramanga, donde se permitió que los habitantes edificaran en la zona
de inundación del río, a pesar de saber que históricamente éste siempre
había crecido sobre esa área; por imprudencia no se respetó el límite,
lo que hizo que cientos de personas perdieran sus enseres.
De
haber existido un modelo predictivo acompañado de instrumentación
adecuada, un sistema de alarmas se hubiera activado y la población se
hubiera salvaguardado ante el riesgo. Como ella concluye, "curar
siempre es más costoso y por eso es mejor prevenir; lo saben en otros
países, pero parece que nuestro Estado no es consciente de esto".
{* title=Su vida}
Su vida
Más
de 10 publicaciones de alto nivel en el país y seis en revistas
internacionales, dan cuenta de las actividades del GPH, el cual ha
trabajado en conjunto con grupos de investigación de la Universidad de
Antioquia y Nacional de Colombia para participar en las convocatorias
nacionales de grupos de investigación de Colciencias.
Poco a
poco los estudios realizados han logrado reconocimiento en instancias
del país y del exterior, pero la ingeniera Gómez lamenta que hasta el
momento no haya sido así entre las dependencias administrativas del
departamento, las cuales son, en últimas, las responsables de
establecer políticas e inversiones para la conservación y el manejo de
los recursos naturales de la región.
"El
origen de este problema es que nos hacen falta profesionales con
títulos de maestría y doctorado, así como políticos y administradores
con mejor formación, visión y perspectiva para buscar las soluciones a
los problemas, en vez de concentrarse en conseguir votos y recursos
económicos; parece como si la calidad de vida de la gente empeorará en
vez de avanzar, me entristece que no se piense en la dignidad de todas
las personas".
De allí que uno de sus más grandes anhelos
también sea formar a estudiantes de ingeniería y jóvenes investigadores
con un alto espíritu de responsabilidad social y amor por su tierra. El
entusiasmo de los integrantes del grupo, con quienes no sólo comparte
espacios profesionales sino también lúdicos, es vital para animarla a
seguir labrando para cosechar frutos en el porvenir. "Si enseñamos el
amor por la naturaleza, promovemos la idea de cuidarla, de convivir con
ella y así se lograrán cambios en el futuro".
Así pasan los días
de Sully Gómez, entre el laboratorio de hidráulica de la UIS, su
familia, sus amigos y sus caminatas por las montañas santandereanas,
contemplando los paisajes, conversando con las comunidades, y
compenetrándose cada día más con la naturaleza y con su gente, en
quienes ella experimenta cada día a Dios.