Publicado, 01-01-2005
Una de las principales obsesiones de Jaime Cantera, profesor de Biología Marina de la Universidad del Valle, ha sido la protección de la biodiversidad asociada al Océano Pacífico. La academia nacional e internacional ha reconocido su trabajo de descripción, ecología y conservación en ecosistemas marinos del país, Sudamérica y las regiones
australes del mundo.
Perfil elaborado en noviembre de 2004
La oficina del profesor Jaime Cantera, tanto como sus jornadas, pertenece
casi por completo a los estudiantes de Biología Marina de la
Universidad del Valle. Es muy frecuente verlos pasar horas enteras
absortos en el microscopio del docente, analizando pequeños moluscos y
crustáceos, o frente al computador, transcribiendo complejos informes
taxonómicos de las muestras recogidas en alguna parte del Océano
Pacífico.
Esa estrecha relación entre maestro y
discípulos obedece a la pasión que despiertan la docencia y la
investigación en este académico, que ayudó a crear la sección de
Biología Marina dentro del Departamento de Biología de la Universidad
del Valle hace casi 20 años y quien junto a varios de sus colegas ha
recorrido kilómetros y kilómetros de costa y mar para describir y
salvar a cientos de especies de la fauna marina nacional, al generar
conocimiento para la formulación de políticas de conservación.
Luego
de 30 años de trabajo, el científico le ha dado forma a una colección
de moluscos que ya pasa de los seis mil ejemplares y las 580 especies,
algunas de ellas nuevas para la ciencia. El fruto de sus expediciones
sirve de insumo a los jóvenes aprendices de Biología para entender la
composición y ecología de las poblaciones de este tipo de animales en
las costas cercanas a la ciudad de Cali.
A su vez,
gracias a las iniciativas que adelantó con Henry von Prahl, Germán
Bolívar, Efraín Rubio, Fernando Zapata, Raúl Neira e investigadores de
otras universidades e institutos del país, la isla Gorgona -antes una
prisión de máxima seguridad-, fue declarada parque nacional hacia
finales de los años 80; categoría que garantiza que hoy en día las
exóticas aves, mamíferos, peces, crustáceos, moluscos y demás seres
endémicos que la habitan estén a salvo de la depredación humana.
Dichos
trabajos, la investigación posterior en ecosistemas como estuarios y
manglares, y la coordinación internacional de proyectos ambientales de
conservación le valieron al académico la categoría de profesor emérito
de la Universidad del Valle en 1991 (en ese momento el profesor más
joven en recibir esa distinción), diversos galardones de instituciones
científicas nacionales a lo largo de la década del 90, el nombramiento
como miembro de la Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales en
el 2002 y el reconocimiento de Colciencias a su grupo de investigación
en el 2003, entre otros premios.
{* title=Viaje intelectual}
Viaje intelectual
Cuando
niño soñaba despierto con estudiar feroces tigres, leones e inmensos
elefantes. Su meta era ser explorador, como aquellos de la National
Geographic que pasan meses enteros observando manadas de animales
salvajes para determinar sus conductas, cadenas alimenticias y
estrategias de conservación. Curiosamente, luego de emprender difíciles
cruceros por el Océano Pacífico, el Caribe, el Mediterráneo, la
Patagonia, Madagascar y las regiones insulares del polo Sur el biólogo
marino retorna al anhelo infantil y quiere pasar un tiempo en África;
esta vez para dar rienda suelta a la fotografía natural, una de sus más
grandes pasiones.
Durante años creyó que su carrera sería
la Veterinaria, pero afortunadamente para la Biología Marina descubrió
que lo suyo no eran "ni los perros ni los gatos". Debido a la
inclinación por la fauna estudió Biología y el primero de sus objetos
de investigación fue el ave quetzal colombiano, "una especie parecida
al símbolo de la moneda de Guatemala", aclara.
Hacia el
final del pregrado tuvo la oportunidad de salir a colectar
invertebrados a mar abierto y vio la luz, como él mismo afirma. Desde
1974 hasta hoy su vida han sido los moluscos y los ecosistemas
fronterizos entre agua dulce y salada. Con el apoyo de Manuel Vegas, un
profesor peruano que había llegado a la Universidad del Valle a crear
el Programa de Ciencias del Mar, fue seleccionado para hacer
investigación y manejar las colecciones. A los pocos meses recibió el
nombramiento de profesor.
En los años 80 la academia lo
llevó rumbo a Francia, en donde adelantó su doctorado en oceanología en
la Universidad D' Aix - Marsella, apoyado por la Universidad del Valle
y el Icetex. Su objetivo, otra vez, fueron los moluscos, pero ahora de
una zona cercana al Polo Sur. Volvió a Colombia cargado de experiencias
maravillosas y con cientos de imágenes arquitectónicas y humanas del
Viejo Mundo en la cabeza.
En 1989 retomaría las
infaltables aventuras para cursar un doctorado de estado en la misma
ciudad europea con Patrick Arnaud, quien orientaría su investigación
sobre los manglares de Buenaventura y Málaga (Pacífico colombiano). El
programa le permite ser profesor universitario en Francia. Marsella
también sería el escenario de su postdoctorado en la Estación Marina
d'Endoume, gracias al apoyo económico de la Comisión de Comunidades
Europeas y de la Universidad del Valle.
{* title=Corazón de académico}
Corazón de académico
A
pesar de que apenas tiene 49 años de edad, el profesor Jaime Cantera ha
dirigido 12 proyectos de investigación de gran importancia para el país
y su producción académica se refleja en 18 publicaciones
internacionales que incluyen revistas indexadas como la Marine Ecology Progress Series, Veliger, Journal of Molluscan Studies, Hydrobiología y Bulletin of Marine Sciences.
Ha publicado siete libros completos, uno de los cuales es
internacional, y varios capítulos de libros nacionales e
internacionales; ha participado en numerosas reuniones en el exterior y
sus investigaciones han sido divulgadas para el público general en 13
artículos de periódicos y revistas, entre ellas National Geographic en
Español.
Por esa visibilidad, a la que se ha sumado la
dirección de la Maestría y el Doctorado en Biología de la Universidad
del Valle, la jefatura del Departamento de Biología y la vicedecanatura
de investigaciones de la misma institución, el Fondo Mundial para el
Medio Ambiente lo escogió en el 2000 para coordinar un ambicioso
proyecto binacional de Argentina y Uruguay para la conservación y
recuperación del estuario Río de La Plata.
El
extrovertido y cálido profesor Cantera tuvo por cuatro años la difícil
tarea de manejar un equipo de científicos que llegaba casi a los 170,
pertenecientes a 24 instituciones, entre universidades, las armadas de
Argentina y Uruguay y diversos centros de investigaciones pesqueras,
oceanográficas y meteorológicas. "Fue una gran experiencia. Trabajaba
como vínculo entre todo el equipo y los ministerios de relaciones
exteriores de los dos países, que eran los ejecutores del proyecto. Yo
era el que coordinaba la parte técnica y daba los resultados y
recomendaciones a los gobiernos".
Durante ese lapso de
tiempo Cantera estuvo al frente de la publicación de varios libros y el
desarrollo de las expediciones. Hoy lo considera como un gran momento
en su vida, pero le hacía falta algo: "la universidad". El corazón de
este amante de la naturaleza está ligado a la Universidad del Valle.
"En términos concretos yo no sería nada sin esta institución. Las
oportunidades que he tenido han sido gracias a la formación que me dio
y al apoyo que me ha brindado para trabajar".
Por esa
razón decidió volver a hacer lo que más le gusta. "Creo que tendría
dudas si me preguntaran qué prefiero, si investigar o enseñar. Pero no
tendría nada de raro que contestara que enseñar, es algo que disfruto
inmensamente".
{* title=Recurso en peligro}
Recurso en peligro
Quizás
una de las distinciones que más lo llena de orgullo sea la
clasificación de su grupo de investigación como de excelencia por parte
de Colciencias, el ente que regula la producción científica en el país.
Considera que su colectivo ha hecho aportes importantes al conocimiento
de la biodiversidad del Pacífico, sobre todo de la fauna marina y
costera. "Ayudamos a valorar los manglares y los corales, y aportamos
muchas ideas en los programas de ciencia y tecnología del mar en
Colciencias".
A pesar de esos logros, su trabajo le ha
dejado algo de sinsabor: no poder frenar la amenaza sobre los recursos
naturales que ha estudiado. "La presión social y económica sobre el
Pacífico ha sido muy grande y por olas. En algún momento llegó la
fiebre del oro, luego la del platino, posteriormente la del palmito, la
del tanino (sustancia de la corteza de los mangles utilizada para
curtir cuero), la madera y finalmente la del camarón".
En su opinión,
el riesgo de esta práctica indiscriminada de explotación es que la
biodiversidad se va extinguiendo antes de haberla conocido. "Hay áreas
que no recuperamos nunca como Bahía de Málaga"
Ese
panorama es idéntico en muchas de las regiones naturales de Colombia,
por esa razón le gustaría poder aplicar lo aprendido durante el
proyecto de Río de La Plata en un programa de manejo global de un
ecosistema como el río Magdalena. "A eso dedicaré mis esfuerzos el
tiempo que sigue, para lograr aplicar la ciencia ambiental a un caso
nacional".
Por lo pronto sus días transcurren entre
estudiantes, salidas de campo y literatura fantástica, pues los ratos
libres los dedica a sumergirse en su colección de ciencia ficción, en
especial en libros de Julio Verne como los Hijos del capitán Grant. Esa
inclinación por las letras no debe causar curiosidad, ya que el
profesor Cantera es un científico fuera de serie. Por ejemplo, gusta
mucho del fútbol, incluso fue jugador de la selección de profesores de
la Universidad del Valle y de un equipo de tercera división en Francia.
Aquellos días de gloria deportiva hoy son reemplazados por importantes
aportes científicos al país.