Publicado, 01-01-2004
El botánico y científico colombiano Luis Eduardo Mora-Osejo, uno de los mejores conocedores de la morfología de las plantas de Colombia y del mundo, quien dedicó 50 años de su vida a escuchar los latidos de la naturaleza, falleció en marzo de 2004. Universia fue uno de los últimos medios en hablar con el académico sobre su trayectoria.
Perfil elaborado en noviembre de 2003
Desde niño los
fenómenos naturales le fascinaron. Las enseñanzas de su padre acerca de
la geografía, la fauna y la flora, sumadas a su persistente curiosidad
por saber siempre más, encaminaron a Luis Eduardo Mora-Osejo por la
ruta de las ciencias naturales. Con el mismo asombro con que observaba
los perfiles de los volcanes, los cambios climáticos debidos a la
altura, sus efectos en el suelo y en las plantas, sigue analizando cómo
se regulan todos los elementos del medio ambiente.
Comenzó a
familiarizarse con la naturaleza cuando se sumergía en las lagunas y
remansos de agua helada de su natal Túquerres (Nariño) buscando lo que
creía eran algas y que coleccionaba cuidadosamente. Las bajas
temperaturas propias de los 3.100 metros de altura sobre el nivel del
mar no eran impedimento para que lograra su cometido. "Ahora sé que
esas plantas son myriophyllum, de la familia de las Halorrhagaceae y no
algas". Así fue haciendo del idioma de las plantas su lengua nativa.
El
interés infantil por conocer la naturaleza se convirtió en su
motivación para trasladarse en 1950 a Bogotá e ingresar a la Facultad
de Ciencias y al Instituto de Ciencias Naturales de la Universidad
Nacional de Colombia. Allí realizó sus primeros estudios en botánica
sistemática, zoología y geología, dentro de un ambiente académico que
recuerda con mucho cariño, ya que favorecía un fructífero intercambio
de ideas y experiencias entre profesores y alumnos. "Las clases que
teníamos se hacían sobre la realidad misma, donde hay que confrontar
los conceptos que están escritos para avanzar hacia el conocimiento;
creo que eso me impresionó mucho y ha determinado mi vida".
{* title=Rumbo a Europa}
Rumbo a Europa
El
espíritu nato por adentrarse en su objeto de estudio lo ha llevado
hacia parajes a veces inhóspitos para recolectar y clasificar especies
vegetales. Su primera expedición fue en 1952 por el río Apaporis y tuvo
como objetivo estudiar la flora de la Amazonia colombiana. En esa
oportunidad se ofreció como voluntario para acompañar al científico
holandés Thomas van der Hammen, quien recién había llegado al país. A
partir de entonces recorrió varias veces las costas pacífica y
atlántica, los páramos, las cordilleras y los llanos orientales con el
mismo propósito, y participó en expediciones especializadas en más de
25 países.
Cuando expuso lo visto durante aquella primera
excursión se abrieron las puertas de Europa para Mora-Osejo. En la
Amazonia investigó plantas de raíces internas tales como cephalocarpus, dracaenula, y navia sp,
algunas de las cuales son conocidas popularmente como quiche o
caraguata de roca. "Se trata de plantas cuyas raíces en vez de salir se
forman en el periciclo, es decir, en el tejido que origina las ramas, y
que crecen entre el cilindro central o médula y la corteza. Esas
plantas toman los alimentos primordialmente por las hojas y las raíces
les sirven más como sostén".
Los
resultados de las observaciones hechas en el cerro de Isibucuri
interesaron al profesor alemán Hans Weber, quien visitaba Colombia en
aquellos días y había publicado un artículo sobre el mismo tipo de
plantas. Sorprendido, quiso saber cómo el joven estudiante había dado
con tal hallazgo y por qué dominaba tan bien el tema. Mora-Osejo le
explicó que había sido gracias a un libro en alemán publicado en Mainz
por el botánico Troll. Weber, emocionado, le contó que él era discípulo
de aquel profesor y que podría ayudarle a conseguir una beca para
estudiar directamente con el autor en la Universidad Johannes Gutenberg
de esa ciudad. Allí llegó en 1954, a los 22 años, y en 1959 recibió su
título como Doctor en Ciencias Naturales.
{* title=Teórico de las plantas}
Teórico de las plantas
El
centro de sus investigaciones ha sido la vegetación de los páramos
colombianos y los fenómenos en torno a ella. Entre sus aportes más
relevantes en este campo está una teoría que explica la relación entre
la humedad relativa de la atmósfera y la radiación solar en el
desarrollo de las plantas cormofitas. Al trasladarla a la práctica ha
contribuido a minimizar los impactos de la deforestación en las zonas
de páramo, ya que demuestra cómo éstas son esenciales para conservar el
potencial hídrico del suelo.
A partir del estudio de las plantas
de las altas montañas aclaró cómo funcionan la conductancia y la
transpiración, especialmente en especies de los géneros Espeletia y
Pentacalia. La primera se refiere al comportamiento similar que exhiben
las plantas del páramo y las de las zonas secas en su forma almacenar
agua en las hojas y de hacer fotosíntesis; la transpiración explica
cómo la vegetación paramuna reacciona a cambios intempestivos del clima.
Además,
el descubrimiento de una relación inversa entre el crecimiento y la
ramificación, con las fases vegetativa y reproductiva de las plantas
angiospermas, ha quedado formulado en la teoría que describe cómo éstas
se componen de Unidades Básicas de Crecimiento Vegetativo y Floración
(UCVF). "Hay tres patrones fundamentales: el antoblasto, el antocaulo,
y el holocaulo: en el primero predomina la parte reproductiva, en el
segundo la vegetativa y el tercero es un balance", explica el profesor
Mora-Osejo.
En la actualidad finaliza un libro en el cual aplica
esta teoría a la arquitectura global de los árboles, es decir, las
maneras cómo crecen y se desarrollan en su forma exterior. Además,
deben sumarse sus innumerables trabajos de taxonomía y morfología de
las plantas en Colombia y de géneros como Gunnera, conocidos comúnmente
como "hoja de pantano", sobre el cual publicará próximamente la
descripción de 42 especies presentes desde Argentina hasta México. Este
trabajo hace parte de la serie "Flora neotrópica" del Jardín Botánico
de Nueva York. Adicionalmente, la Universidad Nacional de Colombia
editó los dos volúmenes titulados Sistemática, morfología y evolución
de las Angiospermae que son su legado para las futuras generaciones de
botánicos.
{* title=Educación creativa}
Educación creativa
A
la par con sus investigaciones, el profesor Mora-Osejo se ha dedicado
constantemente a la promoción del quehacer científico en Colombia y a
la docencia universitaria. Desde que regresó de Alemania se vinculó a
la Universidad Nacional de Colombia, institución que le ha distinguido
como Maestro Universitario. Así mismo, ha ocupado importantes cargos
como la rectoría de la Universidad de Nariño, la dirección en dos
oportunidades del Jardín Botánico de Bogotá "José Celestino Mutis", la
presidencia de la Comunidad Científica del Caribe y, durante 20 años,
la de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales.
Uno
de sus permanentes propósitos ha sido desarrollar modelos educativos y
de gestión propios, en vez de aplicar otros provenientes del
extranjero. Para él, lo cultural, social y político debe basarse en la
interacción armónica con las estructuras y dinámicas de los
ecosistemas, más aún cuando el trópico y en especial la geografía de
Colombia son tan particulares. "Parece que la naturaleza no interesa
hoy y nadie da razón de lo que le ocurre. Así no se pueden descubrir
cosas nuevas, que es algo muy valioso para generar desarrollo
sostenible y bienestar social. Estamos en un medio complejo por su
diversidad y hay que ser conscientes de que es necesario estudiarlo y
sentirlo como propio".
Siempre ha sido crítico de la educación
memorística y en cambio defiende sin cansancio la relación directa con
la naturaleza. También considera fundamental el desarrollo conjunto de
la investigación con la docencia. Para él, sólo al sumergirse de lleno
en lo que se estudia se puede llegar al conocimiento y a la
creatividad, por lo que no abandona su fascinación al interpretar las
palpitaciones de su idioma predilecto, el de la vida.