Publicado, 02-10-2004
Desde la física nuclear, la de la materia condensada y recientemente desde la nanotecnología, el profesor Pedro Prieto, de la Universidad del Valle, ha contribuido a conectar la ciencia nacional con importantes centros de producción intelectual de Europa y Norteamérica. Actualmente muchos de sus proyectos son canalizados a través del
Doctorado en Física.
Perfil elaborado en septiembre de 2004
Aunque la
firma Siemens -una de las empresas más importantes de alta tecnología
en el mundo- se ofreció en 1989 a vincularlo como científico de planta,
luego de que realizara en ella diversos trabajos de superconductividad
de alta temperatura en su estancia postdoctoral en Alemania, el físico
Pedro Prieto tuvo siempre la seguridad de que sería más útil en
Colombia y en la Universidad del Valle que en Europa.
"Prefiero
ser cabeza de ratón y no cola de león", señala refiriéndose a su labor
docente en el país y a la conformación del Grupo de Películas Delgadas
del Departamento de Física de la Universidad del Valle, que ha sido
catalogado por Colciencias como de excelencia en varias
ocasiones. En Cali, a través de ese equipo de trabajo, el
académico ha sido una guía clave para muchos de los estudiantes de los
últimos semestres del pregrado y para varios de postgrado, entre ellos
el primer doctor en Física del país, que se graduó bajo su dirección.
A
sus escasos 53 años este científico ha pasado por todos los niveles de
formación académica de su área. Se encaminó por la Física en la
Universidad Nacional de Colombia en 1970, en esa misma institución
accedió a los estudios de maestría en ciencias dos años después de
obtener el título de pregrado, viajó a Alemania con una beca
Oekumenische Studientwerk para cursar doctorado en ciencias físicas en
un centro de investigación nuclear y luego en 1988, con una beca
Alexander Von Humboltdt, regresó para hacer un postdoctorado en
superconductividad. Su logro académico más reciente es un postdoctorado
enfocado en materiales magnéticos de la Universidad de California San
Diego en Estados Unidos.
Sin embargo, a pesar de los
años transcurridos y de los numerosos escalones ascendidos hacia la
cima intelectual, para Pedro Prieto la secundaria sigue siendo una
parte fundamental de su historia. No le molesta reconocer que era un
humilde estudiante del colegio público Restrepo Millán de Bogotá en los
años 60, y que de no ser por la Universidad de Los Andes y su proyecto
de Colegio Experimental Colombia -donde despertó su interés por las
ciencias- quizás nunca habría podido conocer Alemania, ni codearse con
sus físicos.
Los Andes le ofreció una educación de élite a él y a 19 compañeros más de todo el país, quienes tuvieron la
oportunidad de recibir durante los dos últimos años de bachillerato
cátedra como cualquier universitario, clases de idiomas y sumergirse en
una inmensa biblioteca con recursos que nunca habían tenido a su
disposición. "Le agradezco a esa institución de por vida, porque fue
algo que no costó nada y sí me dejó muy bien parado para ingresar a la
Universidad Nacional".
{* title=Certeza científica}
Certeza científica
"Nunca
dudé ni he dudado de mi profesión", comenta cuando se le pregunta por
la elección de su carrera. Inspirado en el ánimo tan particular por la
ciencia que irradiaba Germán Segura, el profesor de física del Colegio
Colombia, Pedro Prieto decidió inscribirse en 1970 en la carrera de
Física de la Universidad Nacional para corroborar que "esa disciplina
es en realidad el motor del progreso científico de la humanidad, pues
enseña a pensar y ofrece las bases para enfrentar todo tipo de
problemas".
Con esa certeza se vinculó en 1974 a un
proyecto de investigación financiado por Colciencias y la Misión
Alemana de Ciencia y Tecnología, en el que conoció a Gerald Fritsch,
quien dirigiría su tesis de maestría sobre condensadores de oxido de
silicio años después. Ese trabajo lo acercaría también al colombiano
Jaime Rodríguez, a través del cual se enteró de la existencia de una
plaza docente en la Universidad del Valle.
Para
entonces lo más lejos que había ido era Ibagué, pero dejó los temores
de lado y tomó a Cali como un proyecto de vida. "Formé una familia y me
olvidé de Bogotá, entre otras cosas". Algo que, sin embargo, no podría
hacer con Colombia tras los viajes a Alemania y Estados Unidos que
vendrían luego, ya que, en sus palabras, todo lo que tiene se lo ha
dado el país: la escuela, el colegio, la universidad y la docencia. "Yo
siento que tengo una deuda muy grande con Colombia y lamento que haya
gente que se va para solucionar sus problemas, pues no construye nada
para los que se quedan".
Alemania lo vio crecer en el
tema de la metalurgia física y especializarse en las aleaciones de
aluminio y cobre (duraluminium), que se utilizan para fabricar el
fuselaje de los aviones. Aprendió a desarrollarlas mediante la
dispersión de neutrones en un reactor de Juelich, una sofisticada
herramienta propia de los países industrializados. A esa técnica le
seguiría la dispersión de rayos X por microscopía electrónica, tema de
su tesis doctoral.
Pero, a pesar de su sólida formación
en física nuclear, esos conocimientos no tenían mucha aplicación en
Colombia durante los años 80. Por esa razón, cuando regresó, decidió
tomar su propia línea de investigación y crear el Grupo de Películas
Delgadas del Departamento de Física de la Universidad del Valle.
"Queríamos analizar materiales en forma de capa delgada (base de la
electrónica moderna) y teníamos la ventaja de que se podía hacer con
recursos existentes en el país", recuerda.
Con
estudiantes de pregrado, postgrado, pares académicos de Colombia y el
exterior, y demás colaboradores, Pedro Prieto desarrolló celdas de
silicio amorfo, consistentes en rayos solares convertidos en energía
para reemplazar a las baterías tradicionales.
Luego de
que el docente tuviera otro breve paso por Siemens, el grupo se
aventuró en el tema de la superconductividad de alta temperatura (un
estado de la materia en el que se conduce energía al máximo sin
rozamiento) y, posteriormente, con los conocimientos adquiridos en
California, se acercó a los materiales magnéticos para centrarse en los
ferroeléctricos y el diseño de memorias no volátiles (que guardan la
información de forma permanente). Actualmente trabaja con el Servicio
Nacional de Aprendizaje SENA en recubrimientos para herramientas de
corte.
{* title=Quimeras académicas}
Quimeras académicas
Los
variados aportes que este físico le ha hecho a la ciencia nacional se
han traducido en la Medalla de Ciudades Confederadas, otorgada por la
Gobernación del Valle del Cauca; la categoría A del Sistema Nacional de
Investigadores de Colciencias; el nombramiento como miembro
correspondiente de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas Físicas y
Naturales; el galardón de profesor honorario de la Universidad del
Valle y, recientemente, la aceptación como becario de la Sociedad
Americana de Física, "un honor que apenas han tenido 10
latinoamericanos en toda la historia de ese colectivo".
Sin
duda ello ha sido posible gracias al acceso a estímulos académicos y a
la financiación nacional e internacional de sus proyectos, beneficios
que no tienen muchos docentes en el país, pues la inversión en ciencia
en Colombia es bastante incipiente. "Aquí la educación no es una
prioridad. La inversión se va en cosas que se queman, como las balas y
los tanques, que no generan soluciones sino que dejan más miseria. No
se piensa a futuro, cómo hacer para que la Colombia de mañana sea más
amable para nuestros hijos".
Con la esperanza de que
ese estado de cosas cambie algún día, sus jornadas transcurren
actualmente en la consolidación de un grupo de excelencia en materiales
de nanotecnología (milmillonésima parte de un metro), la propuesta de
creación de un centro de excelencia que administre recursos a nivel
nacional e internacional para hacer investigación de primera línea con
insumos colombianos, y la participación en el Consejo Nacional de
Educación Superior Conaces, en el que aporta quimeras, críticas y
voluntades para generar crecimiento científico desde la Sala de Ciencia
e Ingeniería.