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María Zuluaga, Ingeniera Mecatrónica de la Universidad EIA, desarrolla brazo robótico que podría beneficiar a niños con dificultades motrices

Publicado, 19-04-2017

La Dispraxia es una enfermedad que afecta el desarrollo de habilidades motoras en niños. Generalmente, se presenta en situaciones que requieren de coordinación, equilibrio y en algunos casos lenguaje. Lo que puede traer complicaciones en el proceso de crecimiento y aprendizaje.

María Zuluaga, Ingeniera Mecatrónica de la Universidad EIA, desarrolla brazo robótico que podría beneficiar a niños con dificultades motrices

A pesar de no tener una causa definida, esta problemática afecta a tres de cada diez niños en el mundo y es diagnosticada de manera errónea. Bien sea por su nivel de complejidad y por ser asociada con algún tipo de retraso.

¿Cómo puede impactar la ingeniería en el desarrollo de habilidades motrices en niños? Este es uno de los cuestionamientos que María Zuluaga, profesional en Ingeniería Mecatrónica de la Universidad EIA, ha logrado contestar a través de su prototipo de investigación; se trata de un brazo robótico que estimula y fortalece las habilidades en niños que presentan dificultades motrices.

Su proceso investigativo inicia desde el momento en que decide estudiar esta carrera, “Mi principal motivación para estudiar mecatrónica fue adquirir conocimientos y habilidades para trabajar en la industria de los juguetes, y mediante la robótica innovar en juguetes incluyentes y que motiven el movimiento y el juego en equipo”, afirma Zuluaga.

Tras vivir una experiencia como “au pair”, María, pudo descubrir cuál era el camino que debía seguir a nivel profesional. Encontró en el hogar en el que se hospedaba a un padre que era docente de básica primaría y a una madre que se desempeñaba como terapeuta ocupacional; pudo conocer de primera mano el proceso médico que llevaba el hijo de la pareja, quién carecía de habilidades motrices, en sus terapias se empleaban juguetes para la realización de ejercicios motrices. De ahí parte el interés de María por crear elementos didácticos que permitan tratar este tipo de casos.

El conocimiento que adquirió mientras convivía con una familia extranjera y los resultados de sus investigaciones la llevaron a inferir que las razones por las que los menores presentan estos inconvenientes radican en patologías físicas o cognitivas, asimismo, por traumas o accidentes de tipo cerebral.

Con el propósito de minimizar los casos que se presentan por estas deficiencias, María creó un “brazo robótico” que permite mejorar los movimientos realizados con la mano. Esta ayuda terapéutica funciona bajo tres modalidades: guiar la mano del niño al realizar una trayectoria, corregir los lineamientos al momento de hacer trazos y recibir una retroalimentación de tipo sonoro, indicando el nivel de mejora que haya presentado.

Este dispositivo es una herramienta de apoyo que puede hacer parte del trabajo que realiza un terapeuta, por lo tanto no reemplaza su acompañamiento. Los resultados dependerán del nivel de complejidad que presente el menor, de acuerdo con las terapias convencionales, se pueden evidenciar resultados a partir de los tres meses.

Actualmente no se encuentra al alcance de pacientes. Sin embargo, Zuluaga espera que su proyecto sea una iniciativa de inclusión tecnológica para los profesionales de esta área de la salud, generando terapias 30% más eficientes y por supuesto, que se convierta en un mecanismo de ayuda para la niñez de Colombia a nivel escolar, reduciendo en un cien por ciento la pérdida de materias, y a nivel personal, aportando felicidad a la niñez. Su sueño es que cada niño crea en sí mismo.

De acuerdo con María el diseño y la elaboración del brazo robótico le tomó cerca de un año y medio, fue una idea planteada para su trabajo de grado. Gracias a su trabajo y dedicación, esta joven investigadora fue seleccionada por el MIT Technology Review, publicación del Massachusetts Institute of Technology como uno de los cuatro ingenieros, menores de 35 años, más innovadores e importantes de Colombia en 2016.

“Me deja una alegría y orgullo gigante ya que este trabajo fue el fruto de un esfuerzo y dedicación para lograr un prototipo que será un producto que contribuirá al desarrollo infantil” aseguró Zuluaga al referirse a dicho reconocimiento.

Evidentemente este prototipo podrá darle la oportunidad a niños que padecen de este tipo de dificultades, con su uso mejorará sus procesos motrices y articulatorios, además de afianzar su confianza y su relación con el entorno escolar y familiar.

Es importante destacar el papel que cumplen las universidades en proyectos de innovación y desarrollo que se promueven desde las aulas. Proyectos como el de María Zuluaga pueden trascender a ámbitos que seguramente no han sido tratados y contribuir a la vida de muchas personas.

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