nada

Carmenza Duque

Publicado, 01-01-2004

Entender el mundo a través de las moléculas que lo conforman, ha sido desde hace 40 años lo que más le ha apasionado a la química Carmenza Duque. El saber acumulado en universidades nacionales y extranjeras lo ha aprovechado en el estudio de dos de los recursos naturales más desconocidos del país: el aroma de las frutas y los compuestos químicos presentes en los organismos marinos.

Carmenza Duque
Perfil elaborado en noviembre de 2003

Aunque para muchas personas a simple vista una mesa es sólo un objeto, para Carmenza Duque es mucho más que eso. El mundo y todo cuanto existe es un entramado de moléculas susceptible de ser conocido a través de la química. Desde esta disciplina la docente se ha encargado del análisis de un asunto tan etéreo como el alma: los aromas; y también de otro tema no menos exótico: los productos naturales marinos que se pueden sacar de algunos animales que habitan nuestros inexplorados 900 mil kilómetros de océanos Pacífico y Atlántico.

Primera inmersión

Tentando la suerte se inscribió en la carrera de Química de la Universidad Nacional en 1968. Con una tesis laureada alcanzó no sólo su título, sino también una beca de honor que la llevaría a obtener su doctorado en Japón. En aquel país aprendería además de conocimientos científicos, los valores de una cultura y lógica distintas que le servirían en el desarrollo de su trabajo investigativo. "En mi personalidad se forjó el profundo respeto por las personas y en el trabajo, la disciplina, el cumplir siempre", comenta.

Tales lecciones tendrían su reconocimiento luego. En varias oportunidades ha obtenido galardones como mejor investigadora de Colombia, así mismo, el grupo de química de aromas y el de productos naturales marinos, que fundó y dirige en la Universidad Nacional, fueron calificados por Colciencias en la categoría de excelencia nacional tipo A.  Sería esta alma mater la institución que le daría las herramientas para crecer como científica y docente y le permitiría descubrir compuestos inéditos en el mundo.

{* title=Vista submarina}
Vista submarina

La mayor biodiversidad del planeta se encuentra en el mar, donde habitan millones de especies fuente de compuestos químicos sin equivalente terrestre. Según John Faulkner, químico estadounidense pionero en este campo, existen 10 mil sustancias bioactivas aisladas de hongos, algas, esponjas y corales. Por eso al llegar de Tokio Carmenza Duque se inclinó por el estudio de las esponjas, que son las que acaparan el mayor número de compuestos (7.500).

Durante varios años ella y su equipo se han dedicado al análisis de estos organismos, en su mayoría útiles en la farmacología y de gran impacto sobre el sector salud. Muchos de los productos que se extraen de ellos son antivirales, antiinflamatorios y hasta anticancerígenos. El colectivo de Carmenza Duque alcanzó a descubrir 57 sustancias y fórmulas que sientan las bases para crear 12 medicamentos.

Este tipo de estudios tiene una enorme importancia económica, sobre todo para los países en vías de desarrollo, que son los poseedores de los mares más grandes y de mayor diversidad de flora y fauna. "Una fuente de riqueza que está siendo ignorada, o peor, cedida a países desarrollados que sí cuentan con el conocimiento y los medios necesarios para hacer del mar una fuente importante de recursos químicos con interés comercial".

Aunque la profesora Duque lo sabía bien, abandonó este terreno. "Con el tiempo nos fuimos desilusionando, porque sólo podíamos llegar hasta cierto punto: establecer las estructuras de los compuestos que encontrábamos, pues el país no tiene aún la infraestructura para fabricar medicamentos". Lo cual significa que la exploración del potencial químico de los mares colombianos con miras industriales es inexistente, pues se utiliza principalmente como fuente de alimentos tradicionales.

Para producir una droga se necesitan 1.700 millones de dólares, cerca de 20 años y unos equipos muy especializados. Por eso tales conocimientos quedarán ahí registrados a la espera de que en el futuro, cuando las condiciones cambien, las nuevas generaciones puedan aprovecharlos.

{* title=Mensaje molecular}
Mensaje molecular

"Eso que uno dice: ‘yo tengo química con otra persona' es cierto, lo que pasa es que no se ha estudiado lo suficiente". Este tipo de comunicación, mediante las sustancias que emiten los cuerpos, es ahora su tema central de investigación, pero no en humanos sino en las esponjas, que tienen que hacer uso de estos mecanismos al carecer de otro tipo de lenguaje.

Se dice que el éxito evolutivo de numerosos organismos marinos ha sido atribuido al desarrollo de compuestos. Uno de los primeros estudios en ecología química, como se le denomina a esta especialidad, lo realizó en la esponja Ircinia felix, abundante en el Caribe colombiano. Duque encontró que sus ácidos, llamados furanosesteterpénicos y que le sirven para prevenir infecciones a causa de las bacterias que consume, también son usados por ella como antibiótico cuando está herida y para disuadir a sus depredadores de que se la coman.

Los aromas, capaces de transportarnos a la infancia o de situarnos en lugares y recuerdos, hacen también parte del interés de Carmenza Duque. Los de la badea, la piñuela, la uchuva, el tomate de árbol, la guanábana, entre otros, han sido concienzudamente estudiados por ella y su equipo de química de aromas.

Un aroma es una mezcla de compuestos y puede estar conformado hasta por 140, como en el caso de la curuba. Uno de los más complejos, el del lulo, le valdría a Carmenza Duque en 1999 el Premio Internacional de Cromatografía, entregado en Japón.

El aroma de la papayuela, la primera fruta en ser puesta bajo el microscopio, se logró tras seis años de trabajo; ahora el afinamiento en la técnica llega a tal punto que descubrirlo se toma sólo 12 meses. Durante los 18 años de trabajo en este campo y en el de la línea de productos marinos, ella se enfrentó a algo que nunca dejará de conmoverla: "obtener un nuevo conocimiento, una información que no está en ninguna parte del planeta". En el ámbito de los aromas, con su equipo le ha entregado al saber científico 65 nuevos compuestos, en un mundo donde casi todo está descrito.

Estos hallazgos han tenido repercusiones en la industria. Con Lucta Grancolombiana desarrollaron el aroma de la mora que luego fue aplicado al bombombún y al Alpinete. De esta manera se aprovechan las frutas silvestres y cultivadas para generar productos que se puede emplear como saborizantes o aromatizantes.

Como profesora, lo que más disfruta es mostrarle a sus estudiantes los últimos adelantos en la materia a partir de sus propios descubrimientos. "Me parece que se emocionan más cuando ven que en Colombia sí se hace ciencia desde la química". Se encuentra ahora en la tarea de crear escuela, pues es necesario dejar estudiantes bien preparados que más adelante, cuando ella se jubile, puedan seguir con la labor a la que dio inicio en la Universidad Nacional.

Mientras pasan los años, continúa apasionándose por su disciplina, pues, al igual que el primer día en que supo que la química era lo suyo, encuentra que tiene muchas cosas que aportar, aunque en gran medida el saber científico ya tiene el registro de cada cosa que existe.

"Eso que uno dice: ‘yo tengo química con otra persona' es cierto, lo que pasa es que no se ha estudiado lo suficiente". Este tipo de comunicación, mediante las sustancias que emiten los cuerpos, es ahora su tema central de investigación, pero no en humanos sino en las esponjas, que tienen que hacer uso de estos mecanismos al carecer de otro tipo de lenguaje.

Se dice que el éxito evolutivo de numerosos organismos marinos ha sido atribuido al desarrollo de compuestos. Uno de los primeros estudios en ecología química, como se le denomina a esta especialidad, lo realizó en la esponja Ircinia felix, abundante en el Caribe colombiano. Duque encontró que sus ácidos, llamados furanosesteterpénicos y que le sirven para prevenir infecciones a causa de las bacterias que consume, también son usados por ella como antibiótico cuando está herida y para disuadir a sus depredadores de que se la coman.

Los aromas, capaces de transportarnos a la infancia o de situarnos en lugares y recuerdos, hacen también parte del interés de Carmenza Duque. Los de la badea, la piñuela, la uchuva, el tomate de árbol, la guanábana, entre otros, han sido concienzudamente estudiados por ella y su equipo de química de aromas.
Un aroma es una mezcla de compuestos y puede estar conformado hasta por 140, como en el caso de la curuba. Uno de los más complejos, el del lulo, le valdría a Carmenza Duque en 1999 el Premio Internacional de Cromatografía, entregado en Japón.

El aroma de la papayuela, la primera fruta en ser puesta bajo el microscopio, se logró tras seis años de trabajo; ahora el afinamiento en la técnica llega a tal punto que descubrirlo se toma sólo 12 meses. Durante los 18 años de trabajo en este campo y en el de la línea de productos marinos, ella se enfrentó a algo que nunca dejará de conmoverla: "obtener un nuevo conocimiento, una información que no está en ninguna parte del planeta". En el ámbito de los aromas, con su equipo le ha entregado al saber científico 65 nuevos compuestos, en un mundo donde casi todo está descrito.

Estos hallazgos han tenido repercusiones en la industria. Con Lucta Grancolombiana desarrollaron el aroma de la mora que luego fue aplicado al bombombún y al Alpinete. De esta manera se aprovechan las frutas silvestres y cultivadas para generar productos que se puede emplear como saborizantes o aromatizantes.

Como profesora, lo que más disfruta es mostrarle a sus estudiantes los últimos adelantos en la materia a partir de sus propios descubrimientos. "Me parece que se emocionan más cuando ven que en Colombia sí se hace ciencia desde la química". Se encuentra ahora en la tarea de crear escuela, pues es necesario dejar estudiantes bien preparados que más adelante, cuando ella se jubile, puedan seguir con la labor a la que dio inicio en la Universidad Nacional.

Mientras pasan los años, continúa apasionándose por su disciplina, pues, al igual que el primer día en que supo que la química era lo suyo, encuentra que tiene muchas cosas que aportar, aunque en gran medida el saber científico ya tiene el registro de cada cosa que existe.


AVISO COOKIES+

Universia utiliza cookies para mejorar la navegación en su web.
Al continuar navegando en esta web, estás aceptando su utilización en los términos establecidos en la Política de cookies.

Cerrar +