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Ecosistemas secos en Colombia, poco conocidos y cuidados

Publicado, 02-02-2009

La mayoría de los ecosistemas secos pasan inadvertidos ante el observador común, que los ve como simples matorrales o bosques sin importancia. Cuando se piensa en biodiversidad siempre llegan a la mente imágenes de selvas y bosques tropicales, pero los ecosistemas secos también cumplen un papel vital en el equilibrio ecológico.

Ecosistemas secos en Colombia, poco conocidos y cuidados
Un grupo de biólogos egresados de la Universidad Nacional de Colombia creó hace cinco años la Fundación Ecosistemas Secos de Colombia, cuyo objetivo es estudiar, preservar y reunir apoyos para cuidar esta clase de paisajes.

Gina Rodríguez, bióloga de la Universidad Nacional y directora de la Fundación, está convencida de que para las nuevas generaciones de biólogos hay un campo extenso para el estudio de los ecosistemas secos. “Queremos generar conocimiento alrededor de estos ecosistemas, que son los más degradados, los menos conservados y los más desconocidos. Los científicos suelen fijarse más en áreas como los páramos”.

En el mundo la situación no es la mejor, en la actualidad solo queda el 1.5 por ciento de la cobertura original. En Colombia el área protegida de ecosistemas secos por el Sistema Nacional de Parques Nacionales es solo del 0.8 por ciento. “Eso no es nada, hay todo un trabajo por delante para aumentar las áreas resguardadas y crear corredores biológicos que conecten los pequeños reductos que quedan”, enfatiza la joven bióloga.

Los ecosistemas secos incluyen los bosques secos tropicales, por ejemplo, los que se observan en el recorrido en carretera entre Bogotá y Melgar; también en los costados de las vías de la costa Atlántica, en los recorridos hacia Cartagena, Barranquilla y Santa Marta (se incluyen los del Parque Tayrona); además, los matorrales muy secos donde hay cactus. Los sistemas secos altoandinos como los de Villa de Leyva (Boyacá), toda la parte del Altiplano cundiboyacense, los desiertos como el de la Tatacoa (Huila) y La Guajira.

“Estos espacios naturales tienen muchos bienes y servicios ambientales. En estos ecosistemas existe una alta variedad de especies maderables que se están extinguiendo. Son sitios que tenemos que repoblar para tener bosques sostenibles. Los suelos de estos bosques secos son muy fértiles. Hay muchas especies vegetales que son endémicas. Para completar, vive una alta variedad de especies medicinales que poco se conocen”, aclara Rodríguez.

Una de las estrategias clave en las que trabaja la Fundación es crear áreas de conservación. Para lograr esto se requiere de mayores estudios de campo. En el momento, el 90 por ciento de los trabajos que desarrolla esta ONG son derivados de personas de la Universidad Nacional de Colombia interesados en el tema, aunque hay profesionales de otras universidades.

Según los datos de la Fundación, la región en donde más se ha golpeado a los ecosistemas secos es la Costa Atlántica, por la expansión de la frontera agrícola y la ganadería extensiva. También, el altiplano cundiboyacense y los enclaves secos a lo largo del río Magdalena.

“Queremos crear un banco de proyectos. Los estudiantes de la Universidad Nacional que estén interesados se pueden contactar con nosotros para ampliar este campo de investigación. En Colombia son muy pocas las entidades interesadas en conservar estos ecosistemas, en parte porque hay poca bibliografía y pocos estudios”, concluye Gina Rodríguez.

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