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El calentamiento Climático Global: Causas, Efectos y Retos

Publicado, 02-06-2008

El reciente IV Reporte del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC; http://www.ipcc.ch/) ha establecido, con un 99% de certeza, que las actividades humanas han causado el calentamiento global, debido al aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero (CO2), y por la deforestación y cambio en el uso de la tierra.

El calentamiento Climático Global: Causas, Efectos y Retos
El IV Reporte del IPCC concluye que los cambios en el clima ya están afectando a todos los sistemas físicos y biológicos de todos los continentes. El aumento de la temperatura produce enormes efectos ambientales, económicos y sociales, incluyendo el derretimiento de los casquetes de hielo polar y de los glaciares de alta montaña, el aumento del nivel del mar (ocasionando erosión costera e inundaciones de zonas habitadas por el ser humano), alteración del ciclo hidrológico del planeta (ocasionando eventos mas intensos de tormentas y sequías, así como la ocurrencia de huracanes con mayor poder destructivo, e inundaciones, deslaves, y avalanchas), pérdida de valiosos ecosistemas (páramos, bosques, corales), con importantes implicaciones en la producción de alimentos y en la seguridad alimentaria, incremento de enfermedades que dependen del clima como la malaria y el dengue (Poveda y Rojas, 1996, 1997; Poveda et al., 2000 y 2001a).

2. Evidencias en Colombia
La Primera Comunicación Colombia ante la convención marco de las Naciones Unidas sobre el cambio climático hace un amplio diagnóstico de las evidencias científicas y de las alternativas para adaptación y mitigación de los efectos del cambio climático. Ver https://www.ideam.gov.co/publica/cambioclimatico/PrimeraComunicacionColombia.pdf. Este año de 2007 deberá salir el reporte de la Segunda Comunicación del Colombia. Por lo tanto, mostraremos otras evidencias del cambio climático y sus efectos sobre la hidroclimatología del país.

Estudios previos presentan resultados cuantitativos consistentes: Kapala et al. (1994) han encontrado tendencias crecientes en la evaporación de áreas de los océanos Pacífico y Atlántico, a ambos lados de Panamá para el período 1947-1989. Hense et al. (1988) encontraron una tendencia de +0,016°C/año en las temperaturas medias anuales de la troposfera entre 200 y 700 hPa para Bogotá durante el período 1965-1984 (+0,033°C/año, para el período diciembre-agosto), asociado a tendencias crecientes en la humedad relativa promedio anual de 0,27%/año en los 700 hPa.

Por su parte, los trabajos de Hastenrath y Ames (1995), Hoyos (1996), y Ceballos et al. (2006) entre otros, evidencian un retroceso del orden de 20m/año en todos los glaciares Colombianos de montaña, incluyendo los nevados Puracé, Tolima, Huila, los del Parque Nacional Natural de los Nevados (Ruiz, Cisne, Santa Isabel), la Sierra Nevada del Cocuy, y la Sierra Nevada de Santa Marta (referencias). Entre los años de 1959 y 1996, el glaciar del nevado Santa Isabel disminuyó su área en un 44%. Se prevé que para el año 2021 el glaciar de la Sierra Nevada del Cocuy habrá desaparecido completamente, y lo mismo para los demás glaciares Colombianos hacia la mitad de este siglo. Este fenómeno, aunado a la alta deforestación de los Andes tropicales tendrán importantes implicaciones sobre los ecosistemas y el sobre el ciclo hidrológico de páramos y bosques de montaña. El tema del deshielo de los glaciares Andinos fue recientemente analizado en la reunión de CONCORD (Mendoza, Argentina, 2006; https://mri.scnatweb.ch/content/view/84/73/).

El trabajo de Myers et al. (2000) ha podido establecer que los Andes tropicales son el sitio más crítico del planeta en términos de pérdida de la biodiversidad. Esto pone en alto riesgo la sostenibilidad de los ecosistemas Andinos, y la disponibilidad de agua para consumo humano de centenares de poblaciones asentadas sobre los Andes de Colombia.

El trabajo de Mesa, Poveda y Carvajal (1997) hace una detallada búsqueda de señales de cambio climático en Colombia. Los resultados de ese estudio muestran cambios estadísticamente significativos en durante el período 1960-1995. Se identifican aumentos en las temperaturas medias y mínimas, del orden de 0,1°C por año, y del orden de 0.3% por año en los registros de humedad relativa. Se identifican tendencias decrecientes en las series de caudales promedios mensuales, para las principales cuencas hidrográficas del país (disminución de 4m3/s por año en Puerto Berrío): una cifra muy preocupante, por deforestación y cambio de uso del suelo. Además, se identifican aumentos en la humedad atmosférica y en la evaporación potencial. Las lluvias no presentan señales claras de cambio climático. De acuerdo con la elevación sobre los Andes, Ochoa y Poveda (2007) muestran que las tendencias decrecientes en los registros de punto de rocío, presión de vapor y humedad relativa se presentan para estaciones por debajo de 1700 m. Así mismo, en el trabajo de Pérez et al. (1997) se encontraron cambios en la fase y la amplitud de los ciclos anual y semi-anual de distintas variables climáticas, lo cual refleja, por ejemplo, el corrimiento de las temporadas lluviosas dentro del año, lo cual tiene fuertes implicaciones en agricultura y en generación de energía hidroeléctrica, para citar sólo dos aplicaciones prácticas.

En el trabajo de Poveda, Rave y Mantilla (2001b) se desarrolla un análisis estadístico de tendencias y de homogeneidad de las series de cuantiles de los registros diarios de precipitación en Antioquia. Allí se identificó la existencia de una tendencia creciente en el cuantil del 90% para las series de precipitación y en muchas series de cuantiles extremos de registros de caudal. En la misma dirección, el trabajo reciente de Gutiérrez (2006) pone de presente la disminución de los caudales medios correspondientes a los cuantiles superiores de la función de distribución de probabilidades. En la Figura 1 se presenta el análisis de la evolución temporal de los cuantiles para la serie de caudales del Río Cauca en La Pintada, Antioquia. Se observa una clara disminución en los cuantiles superiores.


Figura 1. Evolución de los valores de caudales correspondientes a diferentes cuantiles de la distribución de probabilidades de los caudales del Río Cauca en La Pintada, Antioquia.

También se han detectado cambios en el ciclo diurno de la lluvia en los Andes de Colombia. En la Figura 2 se muestran los valores acumulados de la precipitación en la estación Blonay (7°34’N, 72°37’W, 1235m), para los cinco lustros entre 1975 y 1999. Se observa que en las últimas décadas la precipitación ocurre alrededor de las 17 y 18 horas, mientras que hace 30 años ocurría alrededor de las 18 y las 20 horas. Esto es consistente con el cambio climático, pero es necesario hacer mucha más investigación sobre este tema.


Figura 2. Cambios en el ciclo diurno de precipitación en la estación Blonay, para los cinco lustros entre 1975 y 1999.

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3. El mito del PIB como indicador colapsa ante el deterioro ambiental
El Producto Interno Bruto (PIB) se ha usado en economía como un indicador del grado de desarrollo de las sociedades. A lo sumo alcanza a servir como indicador de los flujos de caja y de las transacciones monetarias de una economía. El PIB distorsiona la realidad de muchas maneras: (i) no contabiliza el agotamiento de los recursos naturales, (ii) en términos contables, el PIB considera la extracción de recursos naturales como ingreso, en lugar del agotamiento de bienes comunes; (iii) el PIB ignora completamente las transacciones que no son hechas en dinero; (iv) el PIB no considera la inequidad en la distribución del ingreso. Una de las causas de fondo del cambio climático es la incapacidad total de la economía de mercado para incorporar la dimensión ambiental en sus cuentas económicas. Por ejemplo, un bosque vale más por su protección y control de las inundaciones y por ser refugio de la biodiversidad, pero la economía sólo lo valora por el precio de venta de la madera de sus árboles. La actual economía y la ciencia económica no valoran los servicios que prestan los ecosistemas, no se penalizan los daños al ambiente en su real valor económico y, lo que es peor, subsidiamos los perjuicios ambientales, tal como ocurre con el precio de la gasolina y demás combustibles fósiles y el de los automóviles (pues en su precio no se incluyen los daños que causan por el calentamiento global).

El “Reporte Stern” publicado en Octubre de 2006 plantea que el Cambio Climático es una de las mayores fallas de la economía de mercado que ha presenciado el mundo, y que interactúa con muchas otras deficiencias del la economía de mercado y la llamada globalización. El mismo Reporte concluyó que no hacer nada en relación con el cambio climático significaría entre el 5-20% de pérdidas anuales en el consumo mundial, mientras que la estabilización de las emisiones de gases de efecto invernadero (alrededor del doble de los niveles pre-industriales), costaría el 1% del Producto Interno Bruto global hacia la mitad del siglo 21, con un margen de error de ±3%. Es urgente crear una eco-economía como parte del “Plan B” para salvar la Tierra, dado que el “Plan A” ha fracasado de pleno (Brown, 2001, 2006; https://www.earth-policy.org/Books/).

Ilustramos esta reflexión con el caso del área metropolitana de la ciudad de Medellín, según el análisis de Builes y Poveda (2007). En la Figura 3 se presenta la evolución multanea de la temperatura promedio (estación Olaya Herrera), y del PIB de la región (Departamento Administrativo de Planeación Nacional. Estadísticas Nacionales; https://www.dnp.gov.co), durante el periodo 1964-1995. Es notable el alto grado de correlación entre el aumento de la temperatura media y el PIB del área metropolitana de Medellín. En economía se diría que tal aumento del PIB indica un buen nivel de desarrollo, donde está aumentando la calidad de vida. Aquí colapsa la “mano invisible del mercado”. En las ciencias ambientales es bien conocido el “efecto de isla de calor” de grandes centros urbanos modernos, que explica el aumento de sus temperaturas por razones de los procesos de producción industrial, deforestación, emisión de gases de invernadero, cambio en el uso del suelo rural a urbano, aumento de las superficies de concreto, aumento del parque automotor, etc. El PIB no incorpora en sus cuentas los daños a los ecosistemas, el calentamiento de las temperaturas, el aporte al calentamiento global, los daños a la salud humana, etc., que para el caso de Medellín y su área metropolitana.

Es necesario crear indicadores genuinos de desarrollo que superen las limitaciones del PIB y que involucren la dimensión ambiental. El IPG (Indicador de Progreso Genuino; Halstead y Cobb, 1996) es una indicador que los bancos centrales deben comenzar a estimar como parte de su tarea cotidiana, y los gobiernos a involucrar en forma seria dentro de los planes de desarrollo.


Figura 3. Evolución simultánea de las temperaturas promedias anuales y el Producto Interno Bruto en el Valle de Aburrá. La línea recta continua denota el ajuste lineal a la dinámica de la temperatura.

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4. Reflexiones finales
La causa de fondo del calentamiento global es el fracaso del modelo de desarrollo que se estableció tras el advenimiento de la “Revolución Industrial”, aunado al aumento desmesurado de la población, a la sobre-explotación y contaminación de los recursos naturales (agua, aire, suelo, bosque, pesca), al agotamiento de sitios depósito de desperdicios, todo ello reflejo de un desenfrenado consumismo a como dé lugar, en un mundo que cada año gasta miles de millones de dólares para subsidiar su propia destrucción. La única alternativa es una “Revolución Ambiental”. Debemos crear un modelo de desarrollo en el que la economía sea un insumo de lo ambiental, al contrario de lo que sucede hoy. Tenemos imperativos éticos, científicos y económicos para valorar los servicios que prestan los ecosistemas y el ambiente (esto exige mucha investigación), la sociedad debe penalizar en términos económicos a quienes causen deterioro ambiental, se deben crear impuestos a los combustibles fósiles no renovables, así como incentivos económicos a mecanismos de reducción de combustibles fósiles, Legislación para obligar a reducir emisiones, tecnologías para conservación y uso eficiente de agua y energía, investigación en energías limpias (eólica, solar, hidráulica), investigar la “limpieza” de los biocombustibles y sobre técnicas de secuestro de carbón, obligar al cumplimiento del protocolo de Kyoto. Es necesario crear un Fondo Mundial para la adaptación al cambio climático, financiado por los países que mas han contribuido al calentamiento global (Estados Unidos y Unión Europea).

Es necesario comenzar ya a diseñar las estrategias para cuando finalicen los compromisos del protocolo de Kyoto (2012). Lo último y no menos importantes que la estabilización del clima mediante el uso de energías limpias y renovables, y la recuperación del deterioro ambiental son (Brown, 2006): la erradicación de la pobreza y la estabilización de la población mundial, la obligación de alimentar bien siete mil millones de personas (lo cual implica repensar la productividad de la tierra y el uso eficiente del agua, y la producción de proteínas en forma mas eficiente), el rediseño de ciudades sostenibles, la construcción de la mencionada eco-economía con nuevos indicadores, materiales, y métodos de producción y la valoración del cuidado por los ecosistemas. Lo que está en juego es la supervivencia del género humano, que debe convertirse en una oportunidad para mejorar la calidad de vida. No en vano hemos aprendido (Diamond, 2004) que muchas sociedades humanas colapsaron en el pasado por agotar la capacidad de regeneración de sus ecosistemas.

Agradecimientos
A Carolina Gutiérrez y al Ingeniero Luis Alejandro Builes por su colaboración para preparar las figuras. Este trabajo se hizo mediante el apoyo de COLCIENCIAS al programa de investigación del grupo GRECIA, conformado por la Universidad Nacional de Colombia, Sede Medellín, la Universidad de Antioquia y el IDEAM.

Referencias
Brown, R. L., Eco-Economy, Earth Policy Institute, W. W. Norton, New York, 333 p., 2001.

Brown, R. L., Plan B 2.0: Rescuing a Planet Under Stress and a Civilization in Trouble, Earth Policy Institute, W. W. Norton, New York, 365 p., 2006.

Builes, L. A., y G. Poveda. Relación entre los aumentos en las temperaturas medias anuales, la población y el Producto Interno Bruto (PIB) del Valle de Aburrá . En preparación. 2007.

Ceballos, J. L., C. Euscátegui, J. Ramírez, M. Cañón, C. Huggel, W. Haeberli, and H. Machguth, Fast shrinkage of tropical glaciers in Colombia, Annals of Glaciology 43, 194-201, 2006.

Diamond, J., Collapse: How Societies Choose to Fail or Succeed, Viking Adult, 592 p., 2004.

Halstead, T., and C. Cobb, The need for new measurements of progress. En: The Case Against the Global Economy. And a turn toward the local. J. Mander y E. Goldsmith (eds.), Sierra Club Books, pp. 197-206, 1996.

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Hoyos, F., Glaciers of Colombia, Satellite Images Atlas of Glaciers of the World, U. S. Geological Survey Professional Paper 1386-Y, Chapter 11, Reston, VA., 1996.

Kapala, A., M. Machel, y H. Flohn, Changes of sea-air interaction parameters at both sides of the Panamá canal and the equatorial east Pacific”, Revista Atmósfera, No 7, 61-74, 1994.

Mesa O. J., G. Poveda y L. F. Carvajal, 1997. Introducción al Clima de Colombia. Editorial Universidad Nacional de Colombia, 390 pp.

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Ochoa, A., and G. Poveda, Diagnostics of Spatial Distribution of Climate Change Signals in Hydroclimatological records in Colombia, Submitted. 2007.

Pérez, C., G. Poveda, O. J. Mesa, L. F. Carvajal, y A. Ochoa, Evidencias de cambio climático en Colombia: Tendencias y cambios de fase y amplitud de los ciclos anual y semianual, En: Conséquences climatiques et hydrologiques du phénomène El Niño à l'échelle régionale et locale, Bulletin de l'IFEA 27(3), 1998, Lima, 537-546, 1997.

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Poveda, G., W. Rojas, I. D. Vélez, M. Quiñones, R. I. Mantilla, D. Ruiz, J. Zuluaga, and G. Rua, Coupling between Annual and ENSO timescales in the malaria-climate association in Colombia, Environmental Health Perspectives, 109, 489-493, 2001b.

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