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Actualidad de ciencia

Orlando Vargas Ríos, científico colombiano

Publicado, 19-01-2009

Orlando Vargas, investigador del Departamento de Biología de la Universidad Nacional de Colombia y ganador del premio Alejandro Ángel Escobar en Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible, visitó a la Fundación Alejandro Ángel Escobar y habló sobre el origen de su espíritu investigador y sobre su interesante trabajo “Restauración ecológica del bosque altoandino. Estudios diagnósticos y experimentales en los alrededores del Embalse de Chisacá (localidad de Usme, Bogotá, D.C.) y Guía metodológica para la restauración ecológica del bosque altoandino”.

Orlando Vargas Ríos, científico colombiano
Las claves de su formación como investigador
Aquí en Colombia hay muchos ejemplos de cómo desde diferentes procedencias se llega a la ciencia. Por ejemplo el caso de Mauricio Nieto, que lo educaron para ser científico o le dieron una educación de alto nivel. Pedraza también fue educado para ser científico y él se sostuvo en lo que le gusta. Por ejemplo mi familia no tenía nada que ver con la ciencia. Yo nací en un pueblito pero mis padres me trajeron temprano a Bogotá, por problemas de violencia. ¡Aquí casi todos somos desplazados! Como fui educado en un país donde la ciencia no forma parte de la cultura, aparecí en la ciencia como accidente, porque no vengo de una familia de científicos, vengo de una familia en donde la ciencia no se mencionaba.

Mi padre era comerciante y la única ambición que tenía en la vida era que sus hijos estudiaran. Somos 6 hijos, 4 estudiamos en la UniversidadNacional, mi hermana mayor estudió en la Pedagógica y un hermano en universidad privada. Mi hermana mayor es matemática y enseña en una universidad en los Estados Unidos. Los dos siguientes son ingenieros y tienen una empresa muy exitosa aquí en Bogotá, de máquinas para empresas de alimentos, Luego sigo yo, después una hermana que estudió química y luego una hermana médica que es la más exitosa, es pediatra y trabaja en un hospital en Paris y enseña en universidades. Cada uno de mis hermanos se fue por sus intereses y son exitosos en sus profesiones. Lo básico fue la familia, porque nuestros padres querían que estudiáramos. Mi papá tenía una frase: “yo no estudié pero hice que estudiaran”.

Las claves de su éxito como investigador son: Primero, la disciplina de los padres porque uno estudiara; segundo, en mi caso, el ejemplo de los hermanos mayores, y tercero, tener una pasión por algo. Creo que esos son los tres elementos para la educación. Hay gente que no se pregunta por nada, no tiene pasión por el conocimiento. El apasionado sigue adelante a pesar de los fracasos.

Más sobre sus ideas de investigación
Yo he llegado a pensar que son los mundos que uno tiene por dentro: primero un mundo intelectual, que es el mundo de la ciencia, pero el mundo de la sensibilidad es más importante. Mucha gente llega a la ciencia por su sensibilidad, y yo lo veo por ejemplo en los estudiantes de biología. Hay unos a quienes les gusta mucho la naturaleza, pero cuando se enfrentan a la racionalidad de la ciencia se quedan ahí, no pasan aunque saben mucho y quieren aprender mucho de la naturaleza. La capacidad para la ciencia es matemáticas, síntesis, análisis, es una disciplina a veces árida.

Mis padres querían que estudiara una cosa muy técnica, entonces me metieron a estudiar bachillerato en el Instituto Técnico Central. Entonces dije esto no es lo mío. Empecé a chocar, no me hallaba. Pasé por una tragedia en la educación media. El bachillerato fue mi crisis grande. A mí me salvó la Universidad. Yo resucité en la Universidad y por eso la quiero tanto, porque ahí sí le muestran a uno el mundo como es.

{* title=Su formación universitaria}
Su formación universitaria
Yo quería estudiar filosofía, porque era muy bueno para pensar cosas abstractas. Pero afortunadamente no lo hice. Hice un semestre de psicología y después me puse a pensar qué era lo que realmente quería y descubrí que era la biología. No pasé el primer examen [de ingreso a la Universidad Nacional], pero me volví a presentar y pasé el segundo.

A mí me tocó la toma de la embajada de la República Dominicana y la Universidad estuvo cerrada un año. Ya sabía qué era lo que quería hacer, entonces me puse a estudiar los Cerros. Eso me dio una formación muy buena. Fue la base para entender cómo funciona la naturaleza, cuál es su dinámica. Todo viene de ahí, de las observaciones que hacía.

Realmente yo fui feliz cuando entré a la Universidad, cuando descubrí que había otras cosas y cuando descubrí la naturaleza. Recuerdo que mi primera salida fue al páramo de Sumapaz, por nuestra cuenta, yo quedé deslumbrado con la belleza.

Fui a dar a Mérida (Venezuela), porque me gustan los páramos y allí había un grupo de Alta Montaña. El doctor Guillermo Sarmiento, argentino, con especialidad en las sabanas tropicales, y su esposa, la doctora Maximina Monasterio que en ese momento trabajaba los páramos de Venezuela vinieron a Colombia a dictar unos cursos, invitados por la Universidad. Me interesé en los páramos y fui a estudiar ecología tropical.

En la universidad en Mérida éramos bien apreciados. Fuimos tres colombianos Jaime Cavelier se fue conmigo. A él le sirvió mucho porque descubrió lo que le gustaba. También se fue un profesor de la Universidad, Joaquín Molano, que es geógrafo. Me devolví para terminar acá con una investigación en los páramos sobre la dinámica de la vegetación después de que un páramo es quemado.

Sus inicios
A la Universidad llegó un ecólogo alemán que trabajaba los páramos, el doctor Helmut Sturm. Había venido hacía muchos años a La Macarena y cuando conoció los páramos se interesó por ellos. Él venía de vez en cuando a Colombia. Y ¿sabe qué hacía? era un tipo práctico. Llegaba aquí a la Universidad, con su proyecto, financiado por instituciones alemanas, cogía el teleférico a Monserrate y caminaba, había un paramito que es reserva y entonces ahí empezaba a hacer sus investigaciones. Tenía un grupo de profesores que le ayudaban: el profesor Orlando Rangel y Luis Eduardo Mora Osejo, pero siempre buscaba estudiantes que lo acompañaban en campo. En esa época yo era estudiante y lo acompañaba. Era feliz, porque iba a aprender cómo trabajaba una persona extranjera. Ahí me di cuenta de que la ciencia es algo sencillo y que uno se complica. A él le interesaba todo, pero hacía una cosa muy sencilla, trabajaba los frailejones, toda la fauna asociada a los frailejones, miraba los insectos que había en la hojarasca, los insectos que había en las inflorescencias, ¡todo!

El profesor Sturm tenía una visión muy amplia. Escribió un libro en alemán sobre los páramos. Venía y hacía sus investigaciones y formaba gente, nosotros nos le pegábamos. Cuando se iba, continuábamos. Yo, por ejemplo, continué con mi trabajo de pregrado para el título de biólogo ahí mismo, sobre el paramito de Monserrate. Por eso es que he caminado todo eso y lo conozco. Ahí fue donde empezamos a estudiar ya no la parte estructural sino la parte dinámica de la naturaleza. Esa fue prácticamente mi escuela de formación.

No me interesó la zoología porque tuve un trauma con los animales, ya que los mataban. Es una cuestión de sensibilidad. Yo soy vegetariano por una cuestión ética y filosófica. A mí no me gusta que maten a los animales. En la universidad a uno le enseñan una cantidad de cosas con animales, hay que hacer prácticas y hay que matarlos. Pero eso es una cosa de sensibilidad y el primer choque, que todavía lo sufren muchos estudiantes, que son muy sensibles, es que no pueden ver que se mate un pájaro, una rana.

{* title=Su trayectoria profesional}
Su trayectoria profesional
Estuve en el Jardín Botánico, luego pasé a la Universidad Javeriana y estoy muy agradecido porque allá me dieron la oportunidad de ser profesor. Muchas de las investigaciones de Chingaza las empezamos con profesores de la Javeriana. Uno es siempre de su alma mater, pero allá logramos hacer muchas cosas, creamos la sección de Ecología que no existía y ahora la Universidad Javeriana es reconocida en Ecología.

Yo he dirigido tesis a estudiantes de los Andes, trabajé en la Javeriana y me gradué en la Nacional. La gente colombiana tiene un potencial tan bueno que no importa la universidad. En todas hay gente muy buena. Lo que pasa es que alguien tiene que motivarlos. ¡Es eso! En algunas universidades no los motivan. En la Nacional hay una carta de posibilidades muy grande, pero no sirven si no tienen buenos profesores que motiven a los estudiantes. En todas partes hay profesores buenos y profesores malos.

No me quedé en la Javeriana por un problema económico, porque no había carrera docente. En cambio en la Nacional si uno publica un libro, por ejemplo, le reconocen unos puntos para el sueldo. Seguramente también habríamos hecho muchas cosas en la Javeriana, porque hay estudiantes muy buenos.

En la gente colombiana hay mucha iniciativa y mucho potencial humano, pero hace falta primero, un estímulo y, luego de que la gente se gradúa, darles oportunidades. Ser investigador es un estilo de vida que requiere tener pasión por el conocimiento y tener preguntas en la vida. A uno lo motiva eso. Puede que uno no llegue a ser económicamente exitoso ni nada, pero uno está más satisfecho al resolver las preguntas.

Crisis nacional en ciencia y tecnología
Hace poco el director de Colciencias dio una entrevista sobre la pérdida de oportunidades en el desarrollo de las universidades y en el desarrollo de la ciencia y daba como ejemplo los posgrados: hasta hace poco se creó el primer doctorado en Colombia, mientras que en México y Brasil se hizo hace 30 años, ¡tenemos un atraso grande! Creo que es porque los políticos colombianos no saben interpretar la realidad del país. Falta política sobre educación y falta visión de hacia dónde debe ir el mundo en ciencia y tecnología. La clase política no tiene esa visión de la educación.

Una cosa es la educación repetitiva y otra educar en ciencia y que la ciencia sea parte de la cultura. En Colombia la ciencia no es parte de la cultura, se le da prioridad a otras cosas. Cuando la ciencia sea parte de la cultura habrá más apoyo y el país se va a desarrollar más. Saldremos de un atraso muy grande. Sin ciencia y tecnología los países no se desarrollan, no innovan. La clase política colombiana no ha estado a la altura de lo que es el país.

Hay que transformar totalmente la educación, pero desafortunadamente Colombia tiene un karma con estos políticos. Ha habido gente visionaria en Colombia, el creador de esta Fundación es uno. Si Colombia hubiera tenido una educación buena y hubiera apoyado gente para que pudiera estudiar en el exterior, bien, pero los que se iban eran muy poquitos: los que tenían recursos.

Para resolver el atraso científico en Colombia hay que meterle mucha plata a la capacitación de alto nivel. Por ejemplo, las becas de Colciencias están bien, pero se requiere muchísima más plata porque sólo se van unos cuantos… Lo que hace Colfuturo está bien, pero se necesita muchísima más plata. Se necesita arriesgar mucha plata y de todo eso que se arriesga algo se va formando hasta que se desarrollan grupos de investigación de alto nivel.

{* title=La Universidad Nacional}
La Universidad Nacional
En la Universidad Nacional hay quienes no son de ahí, que aprovechan cualquier cosa para desacreditar al Gobierno. Estaban protestando contra Luis Carlos Sarmiento Angulo, que donó dieciséis mil millones de pesos para construir ese edificio que inauguraron el jueves pasado. Él dijo: bueno, yo pongo dieciséis mil millones pero ustedes ponen seis mil millones y lo dotan de buena tecnología. Quedó un súper edificio. Lo que pasa es que la Universidad es un mundo aparte y pasan muchas cosas, y como hay gente de todo tipo, que tienen unas concepciones del mundo, de la vida muy negativas, entonces cualquier cosa que se haga es mala, si se hace esto es malo, si se hace lo otro es malo, esa es la función de ellos: protestar por cualquier cosa. Y esto que pasó fue una vergüenza muy grande para la Universidad.

Como este país tiene tantas injusticias sociales, hay mucha gente resentida y hay mucha gente que se va al extremo izquierdo o al extremo derecho. Entonces yo creo que cuando se solucionen las injusticias sociales, se podrán solucionar esas cosas.

Su trabajo en Restauración ecológica
El Acueducto y las instituciones Distritales tienen convenios interinstitucionales. Ellos hicieron un convenio para restaurar las áreas del distrito de propiedad del Acueducto, porque tienen mucha tierra y no saben qué hacer con ella. El convenio se creó porque están preocupados por un problema gravísimo con la introducción de la especie, el ulex europeo, en la zona donde nosotros trabajamos, y necesitan que les digan qué hacer con eso, también necesitan transformar áreas que sembraron con pinos y eucaliptos. Históricamente los cerros eran un peladero, pues eran la cuenca de leña para Bogotá y pastoreo de ovejas y hasta cabras debió tener. El Acueducto recuperó eso pero con pinos y eucaliptos y a lo mejor cambió el paisaje y no se siguió erosionando tanto, aunque realmente la dinámica de eso debió hacerse con vegetación nativa, encenillos, por ejemplo. Se puede recuperar, pero el problema es que no sabemos cómo, porque hasta ahora lo estamos estudiando.

El Acueducto abrió una convocatoria y nos conocían porque trabajamos en el tema, entonces concursamos y ganamos. Habían ensayado con mucha gente pero no habían podido con eso. Hay muchos consultores pero no tienen la formación para eso, en las Universidades está el conocimiento. Precisamente, otro problema para el desarrollo de la ciencia, es el divorcio que hay entre las instituciones y la academia, entre las empresas y la academia. En Colombia se pierde mucho dinero en consultorías, en corrupción, favoreciendo gente que no entrega ni siquiera informes. El Acueducto, que es una de las empresas más ricas de Colombia, estaba cansado, entonces empezó a probar en las universidades. Lo que sí veo es que realmente hay un cansancio de gastar tanta plata en consultorías y todo sigue igual.

Nosotros fuimos mostrando resultados y nos fueron ampliando el tiempo, financiando las etapas, y ya vamos en la tercera. La primera la financió el Acueducto y amplió otra fase y la tercera la está financiando la Secretaría Distrital de Ambiente.

La restauración ecológica es a corto plazo pero uno debe dejar el ecosistema ya transformado para que la naturaleza siga el proceso. La clave de los proyectos está en que uno haga las cosas tan bien que después la naturaleza sola siga el proceso. Nosotros estamos trabajando en tres hectáreas, eso ya es una cosa cuantitativa importante.

El objetivo que tenía el Acueducto al traer la especie invasora ulex europeo era que la gente no se metiera a los predios del Embalse de Chisacá, para hacer cerca viva, y después los campesinos vieron que era buena para ponerla en las cercas de las fincas. Los campesinos empezaron a llevarse el ulex y ya está distribuido en varios departamentos. Es de tierra fría, pero la característica de las especies invasoras es que tienen plasticidad genética o genotipo de propósito dulce. Como esa especie viene de Europa, aguanta frío y aguanta mucho calor, por las estaciones. Perfectamente puede estar aquí en Bogotá a 2600 msnm y en el Páramo de Guerrero a 3500 msnm.

El problema es que esas especies se comen literalmente todo un ecosistema, por ejemplo desplaza los páramos y disminuye la biodiversidad. La segunda causa de extinción en el mundo, después de la deforestación son las especies invasoras, tanto plantas como animales. Son un problema muy grave, que de hecho está en el Convenio sobre Diversidad Biológica. Donde son originarias tienen controles naturales, pero cuando llegan a un sitio nuevo no tienen control, no tienen predadores, no tienen enemigos naturales. Cuando llegan a un sitio nuevo ¡nadie las controla! Cómo será de grave el problema que los campesinos de Chisacá están tratando de buscar abogados para demandar al Acueducto porque la especie les ha invadido sus predios. El problema de las invas.

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