Publicado, 13-05-2007
El abordaje de las enfermedades a partir una óptica evolucionista,
meramente científica, pero también desde los factores socioculturales
de las poblaciones afectadas, le ha permitido a Carlos Arturo Guerrero
hacer completos y valiosos aportes al estudio de diversas patologías.
El síndrome de Roberts, la gastroenteritis y el VIH-SIDA son apenas
tres de los temas que ha tenido en su mira.
Desde que descubrió su vocación para la medicina -cuando aún era
estudiante de bachillerato- la vida de Carlos Arturo Guerrero ha
transcurrido entre laboratorios y literatura científica. El tema que lo
trasnocha son los rotavirus, agentes infecciosos que mutan con gran
facilidad y que son la principal causa de gastroenteritis en el mundo.
Dicha enfermedad, que tiene acción en humanos, aves y mamíferos de
interés económico, ingresa generalmente por la boca y afecta al
intestino, causando vómito y diarrea aguda. Los más perjudicados por
sus efectos son los niños menores de tres años.
Según Guerrero, quien labora desde hace 14 años en la Universidad
Nacional de Colombia como docente de la Facultad de Medicina, la
gastroenteritis es una enfermedad democrática, pues no distingue entre
ricos y pobres y es la principal causa de inflamación intestinal en los
países desarrollados y la segunda en los subdesarrollados.
Los científicos de las distintas naciones han emprendido una carrera de
titanes para hallar una cura, y a pesar de que se han presentado
algunas iniciativas para desarrollar vacunas, los esfuerzos para
combatir a la enfermedad no han sido del todo exitosos. No obstante, el
profesor Carlos Arturo Guerrero da una luz de esperanza desde Colombia,
ya que con sus investigaciones en el Laboratorio de Biología Molecular
de la Universidad Nacional ha logrado analizar a los rotavirus que
causan la gastroenteritis y descubrir en ellos sectores vulnerables a
algunos medicamentos.
{* title=Bloqueo científico}
Bloqueo científico
El primer galardón de importancia en la vida de este médico oriundo
de Toca, Boyacá, fue la tesis laureada que obtuvo en su segunda
maestría (Scientiae en Genética) de la Universidad Nacional en el año
1991. Al estudiar el síndrome de Roberts, una alteración que lleva a
que los niños nazcan sin extremidades desarrolladas, el galeno
descubrió que al exponer las células de un individuo afectado con las
de un individuo sano, las segundas corregían a las primeras, gracias a
un factor difusible, que aisló para poder reproducir el fenómeno.
Pese a que dicha investigación ha sido una de las que más
satisfacciones le ha dado, su mayor frustración es que nunca se
publicó. "Esa es una deuda conmigo, por eso pienso reanudarla con
fenómenos similares. Estoy seguro que con la madurez que me dio el
doctorado y la capacidad crítica que poseo en la actualidad, los
resultados serán prometedores", señala.
Con el tiempo, Guerrero tuvo la posibilidad de vincularse al
Departamento de Bioquímica de la Universidad Nacional, pero con el
compromiso de investigar en rotavirus, de allí que su primer trabajo en
el tema fuera analizar los que circulan en Bogotá de abril a mayo. Sus
hallazgos más recientes sobre estos agentes infecciosos consisten en
haber encontrado algunas proteínas de la célula humana que permiten que
los rotavirus ingresen al organismo de los niños.
De esta forma el docente llegó a la integrina ανβЗ, a la HSC70 o
de choque término, a la proteína disulfuro isomerasa (PDI), que rompe
puentes de azufre y a la actina, proteína del citoesqueleto. Sus
trabajos con la integrina, que se publicaron de forma paralela a los de
un grupo australiano que había encontrado proteínas similares, fueron
divulgados en la Revista de la Academia Nacional de Ciencias de los
Estados Unidos (P.N.A.S) en el 2000 y le merecieron el Premio Nacional
de Medicina de México 2001. Dichos descubrimientos
tuvieron lugar en el marco de su Doctorado en Ciencias, adelantado en
el Instituto de Biotecnología de la Universidad Autónoma de México
(UNAM), entre 1995 y 2000.
El docente también ha trabajado con sus estudiantes del Laboratorio de
Biología Molecular de la Universidad Nacional en determinar las
regiones específicas del virus a través de las cuales se une con las
proteínas celulares. Con esa información hace pocos meses
fabricaron péptidos sintéticos de regiones específicas del virus y los
adicionaron a las células para saber si eran capaces de bloquear la
infección. "Las conclusiones de este trabajo contribuyen al
conocimiento del mecanismo general que utilizan los rotavirus para
infectar", señala.
De otro lado, un estudio paralelo que se desarrolla dentro del
laboratorio como tesis doctoral, sugiere que algunos fármacos
utilizados para tratar enfermedades específicas podrían emplearse para
combatir la infección por rotavirus. Los resultados son prometedores y
ayudarían a reducir los costos para tratar la gastroenteritis, al
tiempo que darían una solución de mayor cobertura. "La etapa siguiente
será hacer estudios con pacientes que corroboren lo encontrado en el
laboratorio. Significa explorar si se pueden usar los fármacos en niños
para controlar la infección, pero primero hay que demostrarlo bien en
el cultivo".
Este y los anteriores descubrimientos alrededor de los rotavirus de la
gastroenteritis condujeron a que el jurado del Premio Nacional de
Medicina Sanofi-Aventis de Colombia le concediera al galeno el primer
lugar en el área de ciencias básicas y experimentales en el
año 2005.
{* title=Propuesta de vida}
Propuesta de vida
"Lo malo no es soñar, lo malo es no hacer nada para cumplir los
sueños", esta es la máxima que ha movido desde hace 20 años al médico
Carlos Arturo Guerrero. Precisamente uno de los primeros sueños por los
que trabajó en su vida fue el de estudiar Medicina en la Universidad
del Valle, ubicada en Cali, a la que se trasladó luego de terminar el
bachillerato en el Instituto Técnico Agrícola de Buga, Valle, en 1975.
Durante sus estudios de pregrado, Guerrero estaba obsesionado por
preguntas como ¿qué es el pensamiento?, ¿cómo se produce?, ¿qué
determina el pensamiento del campesino, el del obrero o el del
intelectual?, "es decir, qué es lo que gobierna el movimiento de las
neuronas". Su intención era especializarse en neurofisiología, pero aún
no existían postgrados de ese tipo en el país. Tiempo después, su
primera maestría en Farmacología en la Universidad Nacional, sede
Bogotá, lo llevó por el camino de los anticuerpos y de ahí a los
rotavirus, en los que se especializó durante su permanencia en México.
Según colegas y estudiantes, Carlos Arturo Guerrero es un científico
sin igual, pero lo que lo hace único no es solamente su rigor y la
pasión por el laboratorio, que lo han conducido por el camino del éxito
investigativo, sino el enfoque marxista que le ha dado a la Medicina y
a la ciencia en general a lo largo de su vida.
Su texto preferido es una edición inglesa del libro Dialéctica de la naturaleza, de Federico Engels. Inspirado en esa publicación escribió un libro on-line titulado Interpretación dialéctica del origen, desarrollo y evolución de la vida.
Se trata de una propuesta para entender a la Medicina desde otro
ángulo: "uno que contempla la ciencia en su conjunto, incluida la
evolución, los factores sociales, económicos, políticos y culturales
que han determinado las enfermedades a lo largo de la historia". En el
texto concluye que los descubrimientos científicos de los últimos años,
junto con un análisis dialéctico serio, permitirían enriquecer las
deducciones de Marx y Engels en su obra.
El escrito constituye, en su opinión, la filosofía a través de la cual
él le da sentido a su quehacer, pues no concibe la investigación y la
reflexión de los temas médicos sin un norte teórico y político.
Igualmente ha disertado respecto a la explosión de información sobre
"la epidemia del SIDA" y con su pensamiento contradice lo que la mayor
parte de los infectólogos han sostenido hasta el momento.
"Estoy entre los pocos en el mundo que cree que el virus del VIH no
explica por sí sola la patología del Sida", señala Guerrero. Para él,
no hay ningún mecanismo molecular que explique el desarrollo de la
enfermedad a partir del VIH y además sostiene que el virus en sí
mismo no es patogénico. "El virus es un agente que ingresa a la célula,
se queda quieto y se replica dentro, pero no es un virus agresivo, por
lo que está en el grupo de los lentivirus. Se sale de la célula y se
replica solo bajo condiciones especiales, pero no es un destructor por
sí mismo".
A su vez, Guerrero señala que el genoma humano tiene un 48% de
elementos que se mueven de manera similar al VIH. El 8% son elementos
muy parecidos y el 1% de todo el genoma humano está compuesto por virus
idénticos. "Es decir, esos virus y esos
retroelementos los tenemos desde hace millones de años, nacemos con
ellos". De allí que sea ilógico que los medios le atribuyan una
mortalidad tan alta al VIH.
Ahí entra precisamente su enfoque marxista de la Medicina. El galeno
sostiene que se trata de un interés político y religioso de gobiernos y
de sectas poderosas económicamente, en su mayoría arraigadas
principalmente en los Estados Unidos, los cuales luchan por frenar la
creciente disolución de matrimonios, pues la liberación sexual amenaza
su estructura social.
Por otro lado tratan de encubrir los verdaderos factores que producen
el SIDA, como la drogadicción, la desnutrición o el alcoholismo, muy
asociados a problemáticas sociales, económicas, políticas y culturales.
{* title=Lecciones de laboratorio}
Lecciones de laboratorio
El profesor Carlos Arturo Guerrero tuvo la suerte de contar con el
apoyo de Colciencias, la entidad que promueve los proyectos científicos
y tecnológicos en Colombia, para poder adecuar su laboratorio de
Biología Molecular de la Universidad Nacional, que alcanzó una cifra de
140 millones de pesos.
Eso le permitió darle curso a sus investigaciones básicas, aplicadas en
tres tesis de pregrado, cuatro de maestría y tres de doctorado. Sin
embargo, hoy, a los tres años de la creación del laboratorio,
nuevamente se ve enfrentado a la carencia de recursos necesarios para
continuar los proyectos y lo más importante, a financiar la manutención
de los estudiantes.
Con el modesto salario de un docente de universidad pública tal vez no
tenga la posibilidad de auspiciar a sus pupilos, pero lo cierto es que
día tras día les da el más valioso de los regalos: la lección de que
aunque en los horarios y los tiempos se pueda ser un tanto
relajado, es fundamental conservar la rigurosidad en cada uno de los
pasos del método científico. "Hay que desconfiar siempre de los datos
de uno mismo y de los demás, pues la naturaleza tiene una diversidad de
eventos que nos juegan malas pasadas y muchas veces
los errores no dependen del investigador".
Con ello en mente ha llevado a cabo, una y otra vez, el proceso ensayo
error, hasta obtener los resultados que hoy lo tienen ad portas de
producir una solución farmacéutica para la gastroenteritis infantil.
Hasta la fecha ha obtenido innumerables comentarios positivos por su
labor y diversos premios nacionales e internacionales, sin embargo, el
más anhelado por el él es precisamente ese: "lograr una contribución
práctica y duradera contra una entidad clínica específica que afecte a
la población colombiana".
Sus energías están enfocadas al logro de ese objetivo, entre tanto
alterna sus novedosos aportes al tema de los rotavirus con las
divertidas jornadas de juego al lado de su pequeño hijo de cinco años y
su esposa, la lectura de las novedades internacionales sobre biología
celular y, desde luego, la lectura de textos marxistas.