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¿Qué pasa con el Nevado del Huila?

Publicado, 21-05-2007

“Nuestra intención no es chocar con la estrategia que propuso el Gobierno a través del Instituto Colombiano de Geología y Minería (Ingeominas), la Oficina Nacional de Atención y Prevención de Desastres y otras instituciones", informó la Asociación de Cabildos NASA ÇXHĀÇHA que reúne a 15 cabildos de la región de Páez en el Cauca.

¿Qué pasa con el Nevado del Huila?
"Lo que pudimos identificar es que las medidas preventivas adoptadas no están orientadas a dar solución a la problemática en las zonas cercanas al volcán. Éstas sólo se reducen a un sistema de alerta para la población del casco urbano”, expresó una de las zonas de mayor riesgo ante la actividad volcánica del Nevado del Huila.

Como respuesta, la Asociación elaboró la Propuesta para la Construcción del Plan de Contingencia por la Amenaza del Nevado del Huila, diseñada acorde a la cosmovisión y cultura de los habitantes indígenas de la región.

Además del objetivo principal que es construir de manera participativa el plan de contingencia por erupción volcánica y plan de emergencia de la zona indígena de los 15 resguardos del municipio, la propuesta establece la necesidad de coordinar acciones con los diversos organismos nacionales, regionales y locales que hacen parte de la prevención y atención de desastres. Así mismo, construir de manera colectiva con los pobladores los diversos escenarios de la gestión del riesgo (amenazas, riesgos, mitigación de éstos y vulnerabilidades) y definir una estrategia educativa e informativa, socio-culturalmente adecuada para realizar procesos de prevención y manejo de la emergencia.

Como primer paso metodológico, la propuesta consiste en una planificación participativa, donde se da un vuelco al uso de la cartografía. Los mapas ya no serían elaborados “técnicamente”, sino por la comunidad. La idea política que sustenta la propuesta es poner sobre la mesa el saber de los pueblos indígenas Nasa sobre su territorio y, de esta manera, legitimarlo. Según los indígenas, “quien habita el territorio es quien lo conoce” y sobre ese saber es posible adelantar procesos de planeación para la prevención del riesgo dentro de la estrategia del Plan de Vida de los pobladores”.

En este momento, los mapas sobre el municipio se elaboran con base en la cartografía del Instituto Geográfico “Agustín Codazzi”, a los cuales se les incorporó una imagen de satélite Lansat del año 2003 que fue procesada por el equipo de Territorio y Naturaleza de la Asociación de Cabildos Nasa Çxhâçxha (Sistema de Información Geográfico Comunitario- SIG) con el apoyo del Observatorio Sismológico del Sur Occidente Colombiano y la Fundación La Minga.

Como resultados preliminares, la Asociación logró un 85% de avance en la identificación comunitaria de los factores de amenaza, vulnerabilidad y riesgo de los 15 Resguardos Indígenas y la construcción comunitaria de los escenarios de mitigación del riesgo y la vulnerabilidad. Se ha avanzado un 70 % en la validación de dichos escenarios, los recursos propios en salud y la protección del territorio, así como un 65% en las acciones socioculturales de armonización territorial con los The Walas del Nxadx (médicos tradicionales que equilibran las energías del nevado) y del ritual de pagamento. Sin embargo, es muy poco lo que se ha avanzado en el encuentro de intercambio con los diversos organismos de socorro, sólo un 10%.

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Los esfuerzos institucionales
Fernando Gil, director de la Red Sismológica Nacional – Ingeominas (RSNC), explicó cómo después de la crisis de reactivación del volcán Nevado del Huila, iniciada el 18 de febrero con su máximo pico el día 19, la actividad volcánica ha entrado en un estado de relajación. “El proceso apenas está empezando y puede marcar el inicio de una actividad que puede durar meses o años con la posibilidad de presentar eventos eruptivos o no. Igualmente, siempre existe la posibilidad de que el proceso se detenga”, aclaró.

El Nevado del Huila tiene estudios de la amenaza de erupción, así como de los flujos de lodo, escombros y avalanchas asociados con fenómenos de remoción en masa por la inestabilidad de sus laderas, sin necesidad de actividad volcánica. Las medidas de prevención se basan en estos mapas de amenazas y en la evaluación de la actividad, resultado del monitoreo instrumental del fenómeno. Ingeominas ha realizado trabajos con la comunidad y los comités de emergencia locales y regionales, enfocados en describir los fenómenos esperados de acuerdo con las particularidades del volcán y las medidas para enfrentar los posibles escenarios, así como para conocer la percepción que la comunidad tiene al respecto.

“Con la corporación Nasa-Kiwe se ha instalado y puesto en operación una red de monitores de flujos de lodo en los ríos Páez y Símbola. De otro lado, se colocaron otras dos estaciones sismológicas en la parte norte del volcán para complementar la red existente. El Grupo Nacional de Vigilancia Volcánica de Ingeominas puso en ejecución un plan de contingencia para el apoyo en la atención de la crisis al grupo base del observatorio de Popayán, suministrando equipos y personal calificado tanto de los otros observatorios como de la RSNC. En este momento se cuenta, adicionalmente, con una comisión científica del Servicio Geológico de Estados Unidos – USGS- que está interactuando con nuestro equipo desde el punto de vista de actualización instrumental y análisis de la actividad”, indicó Gil.

La inversión y consecución de los equipos se generó a partir de la articulación y financiamiento conjunto de Ingeominas, los municipios de Páez e Inza, la corporación Nasa Kiwe y el Programa de Desarrollo Rural de la Región de Tierradentro financiado por la Unión Europea El monitoreo de un volcán se realiza por medio de disciplinas como: sismología, geodesia, geoquímica, geovulcanología, monitoreo de avalanchas, observaciones visuales, acústica y otras técnicas geofísicas. El Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Popayán realiza la vigilancia de los volcanes Nevado del Huila, Puracé y la cadena de los Coconocos. En el Nevado del Huila se realiza el monitoreo por medio de una red sismológica telemétrica, la cual inició su operación desde 1990 cuando se instaló una estación situada a dos kilómetros aproximadamente del campo fumarólico principal (sitio de emisiones de humo).

De acuerdo con Gil, las dificultades de orden público han impedido ampliar los estudios a otras técnicas como la geodesia y la geoquímica, ya que durante los últimos siete años había sido imposible entrar a la zona por impedimento de grupos armados.

En este sentido, los estudios sismológicos han sido complementados con las observaciones visuales por medio de sobrevuelos y algunos estudios geovulcanológicos como el análisis de las cenizas y los bloques lanzados, cuando es posible recolectarlos, lo cual permite inferir la presencia de material magmático juvenil y determinar la dinámica de las erupciones y emisiones de gases. La red de monitores de flujos de lodo y avalanchas tiene la función de detectar de manera temprana cuando un fenómeno de estos se presente, permitiendo a la población tomar la medidas pertinentes.

El observatorio de Popayán trabaja 24 horas al día monitoreando la actividad de estos volcanes. Ingeominas está desarrollando actualmente un proyecto de adquisición de equipo para vigilancia sísmica y volcánica por valor de cinco millones de dólares, con el cual planea complementar todas sus redes de vigilancia en donde la situación de orden público lo permita.

No obstante, los indígenas insisten en que sus comunidades, en su proceso de resistencia, han tratado de ejercer el dominio de su territorio y no permitir que los actores armados ejerzan el control. Para ello cuentan con sus propios comuneros quienes controlan el acceso a sus territorios y se encargan de garantizar las condiciones mínimas de seguridad para quienes ingresan a su resguardo.

La Asociación precisó que durante los últimos cinco años Ingeominas no ha realizado ningún proceso de solicitud o coordinación con las autoridades tradicionales indígenas para realizar el mantenimiento a esto equipos ubicados en el Nevado.

“No consideramos real ni justo que la entidad decida excusar la incapacidad institucional, la falta de coordinación o la inoperancia tras el manto de la presencia de los actores armados y la situación de orden publico. De igual forma, consideramos que esta situación no seria un impedimento para complementar todas sus redes de vigilancia en donde la situación de orden público lo permita, ya que serían los cabildos indígenas quienes garantizarían la seguridad de los técnicos y funcionarios encargados de estos trabajos”, puntualizó Juan Abel Mumucue, representante legal de la Asociación.

Relación con los sismos de las últimos meses
En días pasados ocurrieron dos sismos importantes en cercanías del volcán Sotará, con magnitudes de 4,5 y 5,1 con una diferencia de unos pocos segundos, seguidos de un episodio de numerosas réplicas.

Su carácter fue de origen tectónico y superficial. Estos eventos no tienen nada que ver con la actividad del Nevado del Huila. Ahora, dada su cercanía con el volcán Sotará y teniendo en cuenta que en repetidas ocasiones se han presentado sismos notorios en sus cercanías, como en el año 2004, estos eventos podrían tener cierta relación con este volcán y los sistemas de fallas que lo cruzan.

Siempre hay una unión íntima entre las estructuras tectónicas que cruzan los volcanes y la actividad de éstos, no fácilmente discernible en su jerarquía y su causalidad.

Fuente: Fernando Gil, Director
Red Sismológica Nacional

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