El consumo de hierro en medicamentos por parte de mujeres embarazadas puede ocasionar efectos secundarios en quienes no sufren de anemia.
Cuando una madre consume mayor cantidad de hierro de la que necesita, por ejemplo con estos suplementos, puede que durante el embarazo padezca de diabetes o de estrés oxidativo, es decir, un desequilibrio orgánico que puede relacionarse con infertilidad, preeclampsia y abortos espontáneos.
De esta manera lo explican José Orozco, docente de la U.N., y la investigadora Esperanza Holguín Hernández, en un estudio en salud pública realizado con mujeres gestantes en Bogotá, Cali, Barranquilla y Manizales. Los resultados fueron presentados frente a la controversia que genera la existencia de programas que promueven el consumo masivo de este elemento.
La discusión se centra en que aunque esta estrategia en algunos casos puede contribuir a resolver el problema, al menos de forma transitoria, si no hay anemia podría convertirse en una dificultad, debido a que al enfocarse en el hierro se incurre en ocultar un posible problema de nutrición.
La cantidad de hierro que necesita el cuerpo de una mujer aumenta cuando se encuentra en estado de embarazo, pues este elemento es esencial para producir hemoglobina en los glóbulos rojos y llevar oxígeno a otras células.
Cuando las mujeres llegan al embarazo sin las reservas de hierro suficientes, principalmente entre el segundo y el tercer trimestre, se presenta la anemia.
“Una buena dieta de hierro basada en carne y vegetales antes, durante y después del embarazo sería lo ideal en lugar de consumirlo en forma de medicamento”, indica José Orozco.
Fuente: Agencia de noticias UN